Mientras los cardenales se preparaban para ingresar a la Capilla Sixtina el miércoles por la tarde para elegir a un papa, grupos que representan a sobrevivientes de abusos sexuales por parte de sacerdotes hicieron llamamientos de último minuto para que el próximo pontífice resuelva definitivamente la crisis, que ha ensombrecido a la Iglesia Católica Romana durante décadas.
La mejor manera de avanzar, dijeron los grupos, era imponer una política de tolerancia cero a los transgresores y a quienes los encubrían, y que los líderes de la iglesia reconocieran su propio mal manejo de los casos de abuso.
"Queremos trabajar con el próximo papa para poner fin al abuso clerical", dijo el miércoles en una conferencia de prensa Peter Isely, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abusos por Sacerdotes, conocida como SNAP.
En marzo, el grupo lanzó un sitio web que rastrea el historial de cada cardenal en el manejo de acusaciones creíbles contra sacerdotes bajo su supervisión. Pocos en los escalones superiores de la jerarquía eclesiástica están libres de culpa, afirmó el grupo.
El viernes, Matteo Bruni, portavoz del Vaticano, dijo que los cardenales habían discutido el abuso sexual en el período previo al cónclave y lo consideraban una "herida que debe mantenerse abierta" para que la conciencia del problema permanezca viva y se puedan identificar soluciones.
SNAP también presentó una hoja de ruta para los primeros 100 días del Papa, describiendo los pasos que sus miembros creen que debería tomar para resolver la crisis.
SNAP es solo uno de varios grupos de sobrevivientes que han llegado a Roma desde que el papa Francisco murió el 21 de abril, con la esperanza de que su mensaje resuene con los cardenales.
Un grupo internacional, Ending Clergy Abuse (ECA, por sus siglas en inglés), se hizo eco del llamado radical de Martín Lutero en 1517 para una reforma de la iglesia el martes por la noche, cuando llevó un manifiesto, titulado Las 95 tesis de los sobrevivientes, a la puerta principal del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, la oficina del Vaticano que maneja la mayoría de los casos de abuso. No lo clavaron en la puerta, sino que trataron de deslizarlo entre las puertas.
"Toqué el timbre pero no respondieron", dijo Gemma Hickey, presidenta de ECA, quien es sobreviviente de abusos. No fue hasta que comenzaron a leer el documento en voz alta que la puerta se abrió y un funcionario lo tomó. "No dijo nada, pero fue recibido, así que estaba contento con eso, incluso si era solo simbólico".
Francesco Zanardi, fundador de Rete L'Abuso, el grupo de sobrevivientes más grande de Italia, dijo en una conferencia de prensa el martes que las leyes eclesiásticas promovidas por el papa Francisco para guiar a los obispos en el manejo de los abusos a menudo se ven frustradas en Italia porque las leyes nacionales no obligan a los obispos a denunciar los casos de abuso a las autoridades policiales.
Hablar en contra del abuso clerical no siempre es sin consecuencias. Ann Hagan Webb y Anne Barrett Doyle, de BishopAccountability.org, un grupo de defensa de los archivos, dijeron que la policía las detuvo cuando caminaban cerca de la oficina del Vaticano que maneja los casos de abuso con fotos de dos cardenales cuyos antecedentes para castigar a los abusadores han sido objeto de escrutinio.
"Nos dijeron que no podíamos llevar carteles", dijo Barrett Doyle. Los oficiales de policía tomaron fotos de sus documentos y llamaron a otros oficiales de policía antes de dejarlos ir después de unos 45 minutos. "Al menos no nos arrestaron", dijo.
Bajo el papa Francisco, el Vaticano tomó medidas decididamente más fuertes que en el pasado para contrarrestar el abuso sexual.
Francisco emitió la ley más completa de la Iglesia hasta el momento para responsabilizar a los clérigos si abusaron sexualmente de niños o adultos vulnerables, o si encubrieron el abuso. Y se disculpó con los sobrevivientes en muchas ocasiones, reconociendo su dolor. Pero los críticos han dicho que las medidas no fueron suficientes y a menudo no se aplicaron debido a la resistencia dentro de la iglesia.
Elissabetta Povoledo
NYT
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