Con cantos, oraciones y nubes de humo rosa, los defensores mundiales se reunieron frente a la prensa mundial para pedir a los cardenales que presten atención a las vocaciones, las vocaciones y el anhelo de las mujeres de la Iglesia Católica a quienes se les niega la ordenación, el liderazgo y los roles de toma de decisiones.
Nuestro humo rosa es también una llamada de socorro que los cardenales no pueden ignorar: la igualdad de las mujeres no puede esperar. La iglesia ha perdido generaciones de mujeres que soportaron el dolor y la humillación de tener que demostrar la validez de su llamado y el valor de su ministerio.
El Papa Francisco inspiró un espíritu de diálogo y una gran inclusión para las mujeres en la vida de la Iglesia, sin embargo, ese trabajo sigue siendo dolorosamente incompleto. Nuestra oración por el próximo pontífice es que abrace con valentía la sinodalidad y corrija la injusticia de la exclusión de las mujeres del ministerio ordenado.
WOC


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