El sábado 7 de julio, a las 16:00 horas en el Monasterio de las monjas Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento (Santo Domingo 2055) se celebrará una Eucaristía con motivo del año jubilar con las adoratrices y del bicentenario de la fundación del instituto.
Las monjas Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento (conocidas en Chile como Sacramentinas) celebran sus 200 años. Fueron fundadas en 1807 en Roma por la venerable sierva de Dios María Magdalena de la Encarnación (1770-1824). Inspirada por Dios, tuvo la audacia de fundar un Instituto de vida contemplativa cuyo fin principal fuera reparar las ofensas, ingratitudes y sacrilegios que recibiera Jesús en el Santísimo sacramento e interceder con la ininterrumpida adoración y alabanza por la Iglesia y toda la humanidad.
La consolidación
En una época en que el racionalismo despótico perseguía a la Iglesia y muchas congregaciones eran eliminadas, la Madre Mª Magdalena con un grupo de religiosas franciscanas, llevaban a cabo la revolucionaria misión de consagrar su vida a la adoración de Jesús, Dios y hombre verdadero, oculto bajo las apariencias de un humilde pan.
Providencialmente el mismo día en que eran aprobadas sus Constituciones, las tropas napoleónicas ocuparon Roma, por lo que poco después la Madre fue mandada al exilio y el monasterio cerrado. Toda obra de Dios es probada en el crisol. Años después con el retorno de la paz, regresa a Roma y se consolida la fundación de la Orden. Muere, tras una larga enfermedad en 1824, en olor de santidad. Su proceso de beatificación está muy avanzado.
¿Quiénes son las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento?
Son mujeres enamoradas de Jesús-Eucaristía, que se han sentido llamadas a estar siempre con él, por quien han consagrado radicalmente su vida para vivir en unión esponsal con él. Llevan una vida monástica, contemplativa, eucarística, en que todo su ser y quehacer gira en torno al sacramento del Amor.
Sus monasterios se encuentran en medio de la urbe para ser signos de proféticos de la presencia y de la ausencia de Dios. Su primer apostolado es testimoniar la real presencia de Jesús en la Eucaristía.
¿A qué se dedican?
A contemplar y vivir el misterio eucarístico en su totalidad y unidad. ¿Qué significa hacer contemplación eucarística? Reconocer que estamos ante la infinita majestad de Dios anonadada bajo las humildes apariencias de pan y amarlo, adorarlo, humillarse en su presencia pidiéndole perdón por nuestros pecados, reparar, darle gracias por sus dones, e interceder, suplicar, rogar por las necesidades de la Iglesia, etc.
Es tener un contacto de corazón a corazón con Jesús presente en la Hostia y a través de Él elevarse al Padre en el Espíritu Santo. Es establecer intuitivamente en la realidad divina y gozar de su presencia. “La contemplación de Jesús en el sacramento del alter es la actividad más escatológica u profética que se puede realizar en la Iglesia. Al final cesará la consagración y la comunión, pero nunca acabará la contemplación del cordero inmolado por nosotros. Es lo que hacen los santos y los ángeles en el cielo” (Papa Juan Pablo II), y es la vocación última de toda la humanidad. Por eso, en las Iglesias u oratorios de nuestros monasterios la adoración pública y solemne, y están siempre abiertos para que los fieles se acerquen a adorar a Jesús, que los espera.
Informaciones en el fono: 696 56 62
Fuente: Iglesia.cl
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