Como respuesta a la Carta del Papa Benedicto XVI a los católicos chinos publicada el sábado último, el Obispo de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen Zi-kiun, expresó su esperanza de que ésta sirva de punto de partida en el diálogo entre las autoridades eclesiales y gubernamentales y que Pekín permita a la Iglesia Católica en China ser verdaderamente la Iglesia Católica reconocida y respetada por el resto del mundo.
El Purpurado chino explicó en una nota de prensa que “se trata de una histórica ‘Primera’ (carta) que el Papa ha escrito a la comunidad católica en una región particular. El motivo es, como es obvio, que ésta ha experimentado demasiada tribulación en las últimas décadas y que el Santo Padre quiere mostrar especial preocupación por sus hijos y darles algunas orientaciones en este crucial momento, para que puedan liberarse de esta desafortunada situación”.
“La impresión: Admiro el precioso equilibrio realizado por el Santo Padre entre su pasión por la verdad y su amor por sus hijos. Solo un extraordinario teólogo y un padre tierno podrían satisfacer a la vez las demandas de verdad y nobleza hacia la gente. ¡Alabado sea Dios por habernos dado tal líder!”, prosiguió el Cardenal Zen.
Al hablar de las esperanzas que esta alentadora misiva le suscita, el Obispo de Hong Kong indicó que “la doctrina concienzudamente explicada por Benedicto XVI no es sino los más tradicionales y universalmente aceptados principios católicos, pertenecientes al campo religioso, que no consideran una agenda política secreta ni tienen la intención de atacar a nadie. Mi esperanza es que los líderes de nuestro país lean la carta del Papa desde esta perspectiva y entiendan la verdad de la naturaleza inmutable de la Iglesia Católica”.
“Una segunda esperanza. La voz de nuestros obispos y sacerdotes en China suele estar impedida de alcanzar a nuestros líderes. Ahora que esta carta del Papa está en las manos de nuestros líderes, nuestros obispos y sacerdotes pueden entonces referirse a ella directamente como un punto de partida común para el diálogo”, prosiguió.
“El Papa insiste en que los obispos son los líderes de la Iglesia y que ellos no deben ser separados del Romano Pontífice. Mi esperanza es que nuestros obispos y sacerdotes se mantengan unidos al Santo Padre. Permitan a nuestra Iglesia en China ser verdaderamente la Iglesia Católica reconocida y respetada por el resto del Mundo, y déjenla dar honor y gloria a nuestro país como parte de la Iglesia Universal”, concluyó el Cardenal.
Fuente: El Periodista Digital
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