Wednesday, August 20, 2008

La autobiografía de Mandela, un libro "de antología"


En estas cálidas semanas de verano en el hemisferio Norte tan dadas al sesteo y el asueto, permítanme que desde el relativo frío del hemisferio Sur haga hoy una recomendación literaria para aquellos lectores que quieran comprender mejor el África moderna y quieran disfrutar de una lectura realmente amena e informativa.

Aunque el libro en cuestión no es que sea precisamente una novedad en las librerías, sigue teniendo una actualidad que creo no perderá en los años venideros. Además, ha dado la casualidad que sin quererlo ha ocurrido que lo estaba leyendo cuando el autor celebró su 90º cumpleaños, por lo cual la lectura atenta de sus capítulos se convirtió dentro de mí en un improvisado homenaje para uno de los hombres que sin duda ha marcado el siglo XX: Nelson Mandela.

Su libro se llama “El largo camino hacia la libertad” y es su autobiografía, cubriendo desde su nacimiento hasta las primeras elecciones libres de Suráfrica y su investidura como presidente del país. Repito que si hay un valor que brilla con luz propia dentro de sus páginas es la tremenda humanidad del autor. Después de largos años de prisión y de trabajos forzados es cuando menos sorprenderte ver el tono sereno y calmado de sus palabras. No hay amargura, agresividad o rencor; como si quisiera demostrarnos que aunque la carcel haya sido su morada durante decenas de años, no ha podido domeñar su espíritu “nacido libre” como él dice al final. No ahorra detalles cuando se trata de describir las humillaciones sufridas en todos estos años, las condiciones infrahumanas de su celda, las reivindicaciones dentro de la carcel y la amargura de verse sometido a un sistema de apartheid que impregnaba todas las capas de la sociedad y que determinaba incluso la composición de los ranchos carcelarios (los presos indios y “de color”, según terminología del sistema, recibían mejor comida que los presos negros).

Alguna vez que en un post pasado mencioné a Mandela, algún comentarista no tuvo reparo alguno en ponerlo chorreando, tildándolo de comunista y de agitador. Yo invitaría a todas las personas que tengan un mínimo interés en esta personalidad de nuestros días que lean este libro y se sumerjan en el espíritu de un hombre que no tiene reparo en revelarnos sus dudas, sus fallos y su lucha interior. Es desgarrador por ejemplo el dilema de su vida cuando llega a decir que se convirtió en “padre de su patria” al mismo tiempo que las circunstancias le obligaban a vivir alejado de su familia. Incluso después de su liberación, una de sus mayores sorpresas fue el descubrir que no podría vivir como una persona más llevando sus nietos al parque o comprando en el supermercado... su fama se convertiría en una nueva prisión hasta el punto que en los últimos años vive casi completamente retirado dedicado a la simple tarea de disfrutar de los suyos en su casa del Transkei surafricano.

Quien busque una hagiografía de Mandela no la encontrará en este libro, que sobre todo es un legado sereno y reposado de una época que esperemos no se vuelva a repetir en ningún país. Él se encontró con un sistema de segregación racial sangriento e inhumano. Ante la falta de avances y la recalcitrante negativa a eliminar la flagrante discriminación racial, su grupo político tuvo que recurrir a actos violentos, lo cual obviamente suponía un lastre moral para un hombre que se declara pacífico y dialogante. Ese y muchos otros

Sigo pensando que Mandela quedará en la historia como la persona más representativa del África del siglo XX. Para mí la lectura de su vida no ha hecho más que mostrarme el universo interior de un hombre que ha sabido estar a la altura de las circunstancias y que vio clara su misión en la vida: hacer libre a su pueblo, aunque eso significara renunciar a tener una vida normal y verse abocado a casi 30 años de libertad.
Alberto Eisman Torres
Del blog "En clave de África"
Periodista Digital

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