Friday, August 22, 2008

Para Dios y los cristianos no existen las fronteras


Entre los días 01 y 05 de agosto se realizó en El Alto de la Paz –Bolivia- un encuentro de jóvenes bolivianos, peruanos y chilenos que participan en parroquias encomendadas a la Compañía de Jesús. El objetivo del encuentro era construir puentes de amistad y paz entre los tres países, representados en los jóvenes de Tacna, Arica y El Alto de la Paz.
Aquí entregamos el testimonio de Alejandra Claros, coordinadora zonal del MEJ en Arica y miembro de la parroquia Santa Cruz.
Antes de partir al Encuentro, fuimos a la misa de San Ignacio que celebraba la Red Ignaciana de Arica. Ahí le recé mucho a Jesús para que este encuentro resultara productivo, que pudiéramos tener un buen clima por el tema de los prejuicios que tenemos entre los países y sobre todo, que el viaje resultara bien en todos los sentidos -ya sea en la salud de cada uno de nosotros y de empatía con el grupo al cual conoceríamos-. Lo bueno es que todo resultó mejor de lo que esperábamos, aunque igual nos enfermamos un poco.
Esta experiencia me enseñó a mirar mi vida desde otra perspectiva, con otros horizontes ya no tan personales, sino que más humanitarios, más fraternos. Conocer a los amigos de Perú, Bolivia fue muy importante, ya que ahí pude compartir experiencias con jóvenes de diferentes lugares que hacen trabajos similares a los nuestros. Compartir con ellos su cultura, sus bailes, trabajos pastorales, ideales, me dejaron con un gran eco en el corazón; de ellos tengo que aprender su modo de enfrentar a la sociedad en la que viven, su amor a la patria, su vida pastoral a través del canto, baile, arte, etc. y hasta sobre la valoración que hacen de su propia familia.
Algo que me llamó mucho la atención, es el rito a la naturaleza y la forma como el P.Enrique Zabala y la hermana Alejandra -siendo dos personas que han consagrado su vida a Dios y la Iglesia católica- pueden unir lo más propio de la cultura andina con la experiencia católica al incluir ciertos ritos aymaras en la Eucaristía. Es un gran ejemplo para nosotros, porque hay que llegar a la gente con lo que hace la gente.
Hay un antes y un después del encuentro. Sólo me queda decir que está en nosotros volver a encontrarnos, no construir las fronteras que nunca existieron entre los jóvenes que participaron y, sobre todo, ayudar a que la sociedad poco a poco quite los prejuicios que se transmiten de generación en generación. Eso es un gran trabajo que juntos debemos ir haciendo en cada lugar donde nos desenvolvemos. Podemos ayudar a que reine la paz, la fraternidad y el amor entre los países, para que lo más importante sea el ser hermanos, hijos de un mismo Padre Dios.
Esta experiencia fue un gran regalo de Dios, y ojalá, muchos más jóvenes puedan vivirla, para que a través de los testimonios de jóvenes de otros países, podamos ir construyendo un sólo pueblo que se una por cosas similares y positivas, mejorando cada vez más.
Aprendí que las fronteras las crea el hombre para separar y marcar su territorio, mientras que para Dios y los cristianos no hay fronteras. El pueblo y su gran creación es una y nos la regaló para disfrutar de ella y que allí reine siempre la paz y vivamos todos juntos como hermanos.
Jallalla, Dios Padre, Jesucristo, Espíritu Santo.
Jallalla, Virgen María.
Jallalla, Bolivia, Perú y Chile.

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