El pasado encuentro entre dos líderes irreconciliables durante años en Irlanda del Norte, ofreció un rayo de esperanza para un futuro común y pacífico en una tierra dividida por las diferencias políticas y religiosas,
algo que lejos de unir a sus gentes, ha costado muchas vidas en las tres últimas décadas entre la mayoría protestante, que se siente británica y la comunidad católica, que se considera irlandesa.
Ambos, el señor Paisley y el señor Adams, invocaron a Dios y prometieron un nuevo comienzo alejado de los horrores y tragedias del pasado.
Que Dios los guíe en ese camino.
Imagine
Jesuitas de Castilla
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