Pero siempre es tiempo de tomar distancia y recordar. De llevar el peso sin que te aplaste y de que lo primero siga siendo lo primero.
Hay que reunir muchas fuerzas para enfrentarse a una mesa así.
El tiempo es el que queda, y no el que se necesita.
La materia es la que toca y no la que se elige.
En el aire el interrogante siempre acallado, ¿debería haber empezado antes?. ¿Habre calculado bien?
Parece que ahora ya solo se trata de velocidad: páginas procesadas por unidad de tiempo.¡
No tengo tiempo para pensar!, (¿es esto actividad intelectual...?) ni para hablar, pasear, comer, dormir...
A pesar de todo, inesperadamente sobreviene una imagen deportiva y en un arrebato de cordura, intuyo: la vida no es una carrera de velocidad sino más bien una prueba de tiro a la diana.
No se trata de llegar antes, sino de centrar el objetivo.
Mi horizonte, no puede ser la pared tras la mesa. Un mes es demasiado tiempo para permitirse un paréntesis en la vida.
Necesito, si no puedo buscar nuevos porqués, al menos recordar cada día mis porqués: descubrir, crear, cambiar la realidad... y sobretodo, no olvidar y agradecer el privilegio.
Jesuitas de Castilla
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