Benedicto XVI ha recordado algunos de los acontecimientos de 2008 como el año Paulino bajo la señal del peregrinaje del corazón, la Jornada mundial de la Juventud fiesta de la fe, los viajes a los Estados Unidos y a Francia y el Sínodo de los Obispos.
El Papa ha repasado ante la Curia romana y en ocasión de la Navidad, una síntesis del año que se acerca a su fin. Ha subrayado la dimensión de Pentecostés y la importancia del Espíritu en la vida de la Iglesia. Sin olvidar que la Iglesia habla de la naturaleza del ser humano como hombre y mujer, pide que este orden de la creación se respete.
Aquí se trata de la fe en el Creador y la escucha del lenguaje de la creación, cuyo desprecio sería una autodestrucción del hombre y la destrucción de la obra misma de Dios.
Si el ser humano quiere actuar solo sin referencia a Dios, vive en contra de la verdad, vive en contra del Espíritu creador.
Los bosques tropicales merecen nuestra protección pero también la merece el hombre como criatura.
El Papa ha destacado la enseñanza de la encíclica "Humanae Vitae" y el vínculo para toda la vida entre el hombre y la mujer, como sacramento de la creación, que el mismo creador ha instituido y que Cristo ha acogido en la historia de su alianza con los hombres.
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