Saturday, October 10, 2009

Drama de la emigración y protección del medio ambiente en el Sínodo Africano

viernes, 09 octubre 2009

“Sabemos que en el continente africano hay más de diez millones de refugiados, de emigrantes que buscan una patria, una tierra de paz. El fenómeno de este éxodo revela un rostro de injusticia y crisis sociopolítica en África. En Libia vivimos toda la tragedia de este fenómeno”. El delicado tema de las migraciones fue abordado por monseñor Giovanni Innocenzo Martinelli, obispo titular de Tabuda y vicario apostólico de Tripoli (Libia), durante su intervención ante la Segunda Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos que se lleva a cabo durante estos días en el Vaticano.


El obispo agregó que en Libia entran cada año miles de personas en búsqueda de trabajo o como medio para llegar a Europa. “Muchos de ellos se han dejado engañar por las promesas de un trabajo bien retribuido y se ven forzados a realizar trabajos mal pagados y peligrosos, o no encuentran ninguno. Muchas mujeres se ven forzadas a prostituirse y a la esclavitud".


"Todos los inmigrantes ilegales se arriesgan a acabar en la cárcel, la deportación, o peor aún, no tienen acceso ni a la asistencia legal ni a los servicios de salud”, dijo monseñor Martinelli.
Le hizo eco monseñor Berhaneyesus Demerew Souraphiel arzobispo de Adís Abeba y presidente de la Conferencia Episcopal Etíope. “Espero que este Sínodo para África estudie las causas que conducen al tráfico de seres humanos, de las personas desplazadas, de los trabajadores domésticos explotados (especialmente las mujeres en el Medio Oriente), de los refugiados y de los inmigrantes, especialmente de los africanos que llegan en barcazas, y los solicitantes de asilo”.

El prelado manifestó su esperanza de que se logren “posiciones y propuestas concretas para mostrar al mundo que la vida de los africanos es sagrada y no privada de valor, como en cambio parece ser presentada y vista por muchos medios de comunicación”.


El tema de la reconciliación, de importancia central en este sínodo, ha sido tratado por varios participantes africanos, comenzando por monseñor François Xavier Maroy Rusengo, arzobispo de Bukavu, en el noreste de la República Democrática del Congo. “La reconciliación no puede limitarse simplemente a armonizar las relaciones interpersonales, sino que inevitablemente debe tomar en consideración las causas profundas de la crisis de las relaciones, que deben ser buscadas a nivel de los intereses y de los recursos naturales del país, que deben ser explotados y manejados con transparencia y equidad, para el beneficio de todos”.


En la misma línea, monseñor Lucius Iwejuru Ugorji, obispo de Umuahia, Nigeria, denunció la explotación de los recursos naturales del África por parte de las multinacionales “en una medida que no tiene precedentes en la historia”, sin preocuparse de las generaciones futuras. “Esta explotación inconsiderada del medio ambiente tiene un impacto negativo sobre los africanos y amenaza sus perspectivas de vivir en paz”, señaló el obispo, lanzando la alarma sobre “la degradación ambiental en África”, donde “regiones enteras son destruidas a causa de la deforestación, de la extracción de petróleo, o incluso de la disposición de desperdicios tóxicos, de envases de plástico y de materiales en celofán. Además, la erosión causada por el hombre se lleva terrenos agrícolas, destruye las carreteras y las fuentes de agua. Estos factores empobrecen a las comunidades africanas, y aumentan las tensiones y los conflictos".


"La Iglesia en África debe promover una conversión ecológica a través de una educación intensiva. Debe educar a las personas en África para ser más sensibles para con el creciente desastre ambiental y la necesidad de reducirlo. Todos deben volverse cada vez más conscientes de que las generaciones futuras tienen derecho a vivir en un ambiente intacto y sano, y de gozar de sus recursos”, concluyó el obispo nigeriano.


Mundo Negro

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