Wednesday, October 07, 2009

La 140ª expedición misionera salesiana


En la basílica de María Auxiliadora de Turín, en el lugar desde donde Don Bosco el 11 de noviembre de 1875 envió el primer grupo de misioneros a la Patagonia, el Rector Mayor Don Pascual Chávez Villanueva ha entregado el envío a la 140ª expedición misionera salesiana
En estrecha relación con el 150º aniversario de la Fundación de la Congregación Salesiana, la expedición misionera de este año ha adquirido un significado especial. Un gran número de jóvenes se hicieron presentes en la celebración eucarística con la que ha concluido la XX cita del Harambée, encuentro promovido por la animación misionera italiana en colaboración con el Voluntariado Internacional para el desarrollo (VIS).

Los misioneros de partida, religiosos y laicos voluntarios, ha recordado Don Chávez, son como aquel grupo de jóvenes que el 18 de diciembre de 1859 eligieron seguir el sueño de Don Bosco.
“El ser misionero/a es un don del Espíritu Santo que llama incesantemente a todos los cristianos a ser discípulos y apóstoles del Señor Crucificado y Resucitado, a ir a cualquier lugar para anunciar la salvación que Dios ha ofrecido en su Hijo Predilecto y, a anunciarla con el esfuerzo de hacer más humana la vida de todos, a través de la donación de la propia vida en el campo de la evangelización, de la educación, de la promoción humana y del trabajo social”
Don Chávez ha recordado que los misioneros salesianos, porque son “signos y portadores del amor de Dios”, están llamados a hacer visible, con el anuncio y el testimonio, la presencia del Padre. Comentando las lecturas del domingo XXVI del Tiempo ordinario, el Rector Mayor ha indicado algunos comportamientos a los que los misioneros están llamados a vivir en una época en la cual ha cambiado totalmente el modo de ser misionero. El diálogo intereligioso, el ecumenismo y la inculturación crean nuevas condiciones para el evangelio.

Retomando la primera lectura y acercándola a la primera parte del evangelio dominical, Don Chávez ha dicho: “Es maravillosa la respuesta de Moisés a la llamada del joven Josué: no necesita aprisionar el ‘Espíritu’”. Serían dos pecados como consecuencia: “el primero contra Dios, sobre el cual se debería llegar y haber una especie de control, él que es el sumamente “libre”, el segundo contra los hermanos, de los cuáles queremos medir la respuesta a las iniciativas de Dios según los cánones fijados por nosotros, como si fuéramos los dominadores y no más bien los servidores de los otros”. Citando la “Lumen Gentium” ha dicho: “El Concilio Vaticano II ha descubierto la vocación fundamental ‘profética’ de todo el pueblo cristiano sobre la base de la única fe y del único bautismo”.

Jesús ha educado a los apóstoles a no considerarse poseedores de la verdad, sino buscadores junto con los otros, “así se llega automáticamente ‘abiertos’ a todos los que tienen algo en común con nosotros: al menos el hecho de ser hombres y, ser creyentes de Cristo, con multiplicidad de expresiones de fe”. “Jesús ha colocado con anticipación las bases del diálogo inter-religioso entre los hombres y del ecumenismo entre los cristianos; que la iglesia ha recuperado con plena lucidez en estos últimos tiempos”. La acción misionera, entonces, requiere respeto, diálogo, apertura a los otros y gradualidad

Concluyendo, el IX sucesor de Don Bosco ha recordado a los misioneros en partida que “el cristianismo no es una etiqueta, sino una praxis de vida”.

Al final de la homilía los misioneros, llamados por su nombre y recordando su destinación, han recibido el Crucifijo. Junto a Don Chávez, estaba la Madre Yvonne Reungoat, Superiora General de las Hijas de María Auxiliadora. La celebración se concluyó delante del altar lateral de la basílica donde se conserva la urna con los restos mortales de Don Bosco. Aquí, después de un breve momento de silencio, el Rector Mayor ha impartido la bendición final.

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