Benedicto XVI llega a Malta “puente en la comprensión entre los pueblos, las culturas y las religiones del área mediterránea”
Sábado, 17 abr (RV).- Benedicto XVI llegó esta tarde al archipiélago de Malta a confirmar en la fe a un pueblo profundamente marcado en su historia por el cristianismo llevado por el mismo apóstol Pablo, defensor ayer y hoy de los preceptos evangélicos, la sacralidad del matrimonio, la familia y la vida, pero sobre todo, punto geográfico estratégico en la consecución de un diálogo recíproco entre las culturas del área Mediterránea y Oriente Medio.
“Malta, de hecho, ha sido una encrucijada de muchos de los grandes acontecimientos e intercambios culturales en la historia europea y mediterránea, y así hasta nuestros tiempos. Estas islas han jugado un papel importante en el desarrollo político, religioso y cultural de Europa, de Oriente Medio y del norte de África. Por tanto, el Evangelio llegó aquí, traído por san Pablo y los primeros seguidores de Cristo, según los arcanos designios de Dios”.
En efecto, el Papa en su discurso alegó que si bien algunos podrían pensar que la llegada de san Pablo a Malta tras un naufragio hace 1950 años fue un acontecimiento humanamente imprevisto o un simple incidente de la historia, a los ojos de fe se puede reconocer aquí la obra de la providencia divina. El trabajo misionero de san Pablo- afirmó el Pontífice- ha dado frutos abundantes a través de los siglos, contribuyendo de múltiples maneras a plasmar la rica y noble cultura de Malta.
“Vuestra nación ha de continuar defendiendo la indisolubilidad del matrimonio como una institución natural y sacramental, así como la verdadera naturaleza de la familia, como ya lo está haciendo respecto a la sacralidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural; y también el verdadero respeto que se debe a la libertad religiosa, de manera que todo esto lleve a un auténtico desarrollo integral de las personas y de la sociedad”.
El Santo Padre destacó la posición geográfica de estas islas que han tenido una gran importancia estratégica en los “días oscuros de la última guerra mundial” y mucho antes, en “las antiguas contiendas” en las que Malta contribuyó tanto a la defensa de la Cristiandad, por tierra y por mar.
Al mismo tiempo, el Pontífice alabó el compromiso del gobierno maltés en los proyectos humanitarios de largo alcance, sobre todo en África, una expresión de genuina caridad cristiana. Y en particular, Benedicto XVI destacó la contribución que Malta puede ofrecer en diversos campos, como la tolerancia, la reciprocidad, la inmigración y otras cuestiones cruciales para el futuro de Europa.
“Malta tiene también estrechas relaciones con Oriente Medio, no sólo por lo que respecta a la cultura y la religión, sino también lingüísticamente. Permitidme que os anime a poner este conjunto de cualidades y posibilidades en favor de un uso más amplio, con el fin de servir de puente en la comprensión entre los pueblos, las culturas y las religiones del área mediterránea”.
Al concluir su discurso de bienvenida, el Santo Padre puso de relieve el fervor del pueblo maltés, iluminado durante casi dos milenios por las enseñanzas del Evangelio, y continuamente robustecido por sus raíces cristianas. La belleza de una fe que entre otras vidas de santidad vio nacer a San Dun Ġorġ Preca, de quien invocó su intercesión para que esta primera visita pastoral a Malta, bajo la protección de Nuestra Señora Ta’Pinu produzca abundantes frutos espirituales.
Ecclesia
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