“Más allá de las cifras y las polémicas, el verdadero problema es que aquí, en nuestra región, nuestra gente sufre ataques, es asesinada, se le obliga a vivir en el temor, fuera de sus propias aldeas, olvidada tanto por el Gobierno de Kinshasa como por las autoridades locales". La denuncia proviene de monseñor Julien Andavo Mbia, obispo de Isiro-Nyangara, en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC), al ser entrevistado por la agencia MISNA sobre el informe difundido por la organización Human Rights Watch (HRW) sobre los ataques llevados a cabo a mediados de diciembre en el distrito de Haut-Uélé por los rebeldes ugandeses del Ejército de Resistencia del Señor (LRA).
"Después de las matanzas de diciembre pasado, ya denunciadas en su momento, no hubo ninguna investigación gubernamental, ninguna ayuda para las familias de las víctimas que sufren y necesitan de asistencia”, añadió Mbia.
El informe de HRW afirma que entre el 14 y el 17 de diciembre pasado, en la zona de Makombo (que incluye Tapili y Mabanga ya talo), fueron atacadas una decena de aldeas y al menos 321 civiles fueron asesinados, mientras otros 250 fueron secuestrados, entre ellos unos 80 niños.
Pocos días después de los hechos, testimonios recogidos por MISNA en la zona confirmaron las masacres, con decenas o hasta un centenar de muertos.
“Hoy mismo he hablado con un párroco de la zona y las informaciones que me dio, aunque no incluían cifras precisas, van en la dirección de lo señalado por HRW”, agregó el obispo.
También fuentes de la misión de la ONU en el país (MONUC), contactadas por la agencia informativa, confirmaron un número de muertos muy elevado, precisando que una investigación que se llevó a cabo en la zona, y cuyas conclusiones aún no fueron publicadas, informa de la muerte de al menos 270 personas.
Desde Dungu, localidad de Haut-Uélé, un trabajador social contactado por MISNA, Justin Zeyosa, recogió testimonios de familiares de víctimas que confirmaron “ataques a varias aldeas, llevados a cabo por unos cuarenta rebeldes divididos en grupos, que causaron muchísimas víctimas”.
Durante el fin de semana, el Gobierno ugandés manifestó algunas reservas sobre las cifras de HRW, y un presunto comandante del grupo rebelde que responde a Joseph Kony, desmintió la responsabilidad del movimiento en las ola de violencia.
La presencia de elementos del LRA fue comprobada ya hace más de un año y medio en el noreste congoleño, zona en la que en diciembre de 2008 llevaron a cabo graves ataques en las zonas de Dungu, Isiro, Faradje, Watsa, causando numerosas víctimas.
Según un informe difundido por la ONU a finales del año pasado, entre diciembre de 2008 y diciembre de 2009, sin tener en cuenta el nuevo informe del HRW, los rebeldes del LRA habían matado a más de 1.300 civiles y secuestrado a 1.400 en una amplia región que se extiende entre el noreste de la RDC, Sudán Meridional y el sureste de la República Centroafricana.
Mundo Negro
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