Jesús es muy exigente. Nos ha pedido que seamos felices siendo pobres el domingo pasado. Y hoy nos solicita que amemos a nuestros enemigos y recemos por ellos. Parece que no es fácil entender a nuestro Amigo y Maestro. Probablemente a sus Apóstoles les pasaría lo mismo que a nosotros. Pero ocurre que sigue siendo muy difícil poner por delante de todas nuestras actuaciones el amor, cosa que Jesús de Nazaret nos sigue pidiendo todos los días. El día que nuestro amor para con Dios y los hermanos sea total, pleno comenzaremos a comprender también plenamente a Jesús. Y mientras que eso llega, pues hemos de conformarnos con seguirle con alegría, devoción y humildad.
Betania
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