Wednesday, February 16, 2011

Espacio sagrado



Marcos 8:22-25
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego, pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?" Empezó a distinguir y dijo: "Veo hombres; me parecen árboles, pero andan." Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía con toda claridad. Jesús lo mandó a casa, diciéndole: "No entres siquiera en la aldea."
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

El hombre que estaba ciego llegó a sanar gradualmente, con esfuerzo. Me preocupo de ver cómo Dios trabaja en mí en esta forma.

En los Evangelios, muchos enfermos son llevados a Jesús por otras personas. Yo le llevo los que sufren necesidad, pensando en el bien de todos los que me rodean.

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