Tuesday, June 07, 2011

Strauss-Kahn: una metáfora de las prácticas del FMI

Leonardo Boff
Teólogo, filósofo e escritor
Adital

Uno podría pensar que es una tragedia que el jefe del FMI, Dominique Strauss-Kahn, sucumbió a su vicio, la búsqueda obsesiva de sexo perverso. Correr desnudo detrás de una camarera negra en la suite 2806 del Hotel Sofitel en Nueva York, donde la agarró y la obligó a tener relaciones sexuales. Los detalles fueron descritos minuciosamente por el fiscal de distrito de Nueva York. En aras de la decencia, no voy a repetirlos. No fue una tragedia para él: ella era un personaje más en este mundo que él ha victimizado. Posteriormente, se vistió y se fue directamente al aeropuerto. Lo curioso es que dejó su teléfono celular en la suite del hotel y fue por eso que la policía pudo detenerlo, cuando ya había abordado al avión.

La tragedia no fue lo que pasó con él sino con la víctima, a quien nadie quiere conocer. Su nombre es Nifissatou Diallo, africana, musulmana, de Guinea, viuda y madre de una hija de 15 años de edad. La policía la encontró escondida detrás de un armario, llorando y vomitando traumatizada por la violencia que sufrió a manos del huésped del hotel, cuyo nombre ni siquiera conocía.

La mayoría de los medios de comunicación franceses, cínica y abiertamente machistas, trató de ocultar los hechos, reclamando incluso sobre la posible detención del futuro candidato socialista a la Presidencia de la República Francesa. El ex ministro de Cultura y Educación, Jacques Lang, de quien podríamos haber esperado un mayor espíritu de delicadeza, afirmó con desprecio: "Al final, nadie ha muerto" no fue importante que una mujer fuera devastada psicológicamente por la brutalidad del Sr. Strauss-Kahn. Para ellos, es sólo una mujer, una mujer africana. ¿Será que en su mentalidad retrógrada, una mujer sólo es buena para ser un mero "objeto de cama y de mesa"?

Para ser justos, tenemos que ver los hechos a través de los ojos de la víctima. Sólo entonces podremos captar las dimensiones de su sufrimiento y la humillación de tantas otras mujeres en el mundo que han sido secuestradas, violadas y vendidas como esclavas sexuales. Sólo una sociedad que ha perdido todo sentido de dignidad, que ha sido brutalizada por el predominio de una concepción materialista de la vida, que todo lo convierte en objetos y mercancías, podría hacer posible ese delito.

Hoy en día todo se ha convertido en mercancía y una oportunidad para ganar dinero, desde la privatización de los bienes y recursos de la humanidad, (tales como agua, tierra, semillas), el prostituir niños y mujeres. Incluso los órganos humanos se comercializan. Si Marx viera todo esto seguramente se escandalizaría, porque para él el capitalismo subsistía gracias a la explotación de la fuerza de trabajo, pero no de la venta de vidas. Sin embargo, ya en 1847, en su Miseria de la Filosofía, escribió: "...Recientemente, hemos llegado a un punto donde todo lo que los hombres habían considerado inalienable se ha convertido en objeto de intercambio, comercialización y sujeto de venta. Las cosas han llegado comercializarse cuando antes se relacionaban, pero no se intercambiaban; cedidas, más nunca vendidas; adquiridas, más nunca compradas, cuestiones tales como la virtud, el amor, la opinión, la ciencia y la conciencia. Reina un momento de la corrupción general y de la venalidad universal... cuando todo se lleva al mercado".

Strauss-Kahn, es una metáfora para el sistema neoliberal actual, el que chupa la sangre de los países en crisis, como Islandia, Irlanda, Grecia, Portugal y ahora España, como lo hizo anteriormente con Brasil y los países de América Latina y de Asia. Para salvar a los bancos y permitir el reembolso de deudas, que devastó las sociedades, expulsando a los trabajadores de sus puestos de trabajo, privatizando los bienes públicos, reduciendo los salarios y retrasando la edad de jubilación, con el mandato de aumentar las horas de trabajo. Todo por culpa de capital. El ejecutor de estas políticas mundiales es, entre otros, el FMI, del cual Strauss-Kahn fue la figura central.

Lo que le hizo a Nafissatou Diallo es una metáfora de lo que estaba haciendo a los países en dificultades financieras. Él no merece la cárcel sólo por la violencia sexual contra la camarera del hotel, sino y aún más, por la violación económica cometida a los pueblos por el FMI. Estamos desolados.

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