Sunday, September 04, 2011

La Iglesia se deja la piel en el Cuerno de África



Los misioneros se enfrentan a la peor hambruna de los últimos 60 años


JOSÉ CARLOS RODRÍGUEZ SOTO | Sucedió durante la manifestación anti-Papa en Madrid en agosto. Ante las cámaras, una indignada atacó a los jóvenes de la JMJ con unas palabras no exentas de retintín: “Lo mejor que podrían hacer todos estos chicos es irse al cuerno… de África”. A 5.000 kilómetros de allí, en Addis Abeba, el padre Julio Ocaña, frente al televisor en la casa provincial de los misioneros combonianos al final de una agotadora jornada de trabajo, se revolvió en su silla.

Recordó a sus amigos canadienses Mark y Maggie Banga, con quienes acababa de hablar: “Ellos participaron en la JMJ de Toronto y descubrieron allí su doble vocación, al matrimonio y a la vida misionera. Tras algunos años de preparación y ocho meses estudiando la lengua amárica, ahora viven en Awasa, en el sur de Etiopía, donde ella trabaja como médico en un hospital de las hermanas franciscanas y él coordina cinco proyectos nuestros para hacer frente a la hambruna que sufre esta región”, dice el P. Ocaña por correo electrónico.


“Me acordé también de los 26 jóvenes etíopes que estaban en Madrid, representando a muchos miles de jóvenes católicos africanos y de otros lugares del mundo que se han quedado en Etiopía y otros países de este Cuerno de África dedicando sus energías a ayudar a los desfavorecidos gracias a las ayudas que llegan de muchos lugares, incluido el Vaticano”, concluye este misionero español. Él mismo, llegado a África con 23 años en 1990, representa a muchos jóvenes anónimos que un día decidieron dedicar a este continente no un año ni dos, sino toda una vida.

Etiopía es uno de los países afectados por la hambruna más severa que esta región africana ha visto desde hace 60 años: “Nuestras escuelas y clínicas se encuentran al borde de sus capacidades, y tenemos que dar prioridad a las personas más vulnerables: mujeres embarazadas y lactantes, primero, y a continuación niños desnutridos y ancianos”, dice el P. Ocaña.


Algo más que sequía

La causa de situaciones como esta y otras parecidas en Etiopía, Kenia, Yibuti y sobre todo Somalia hay que buscarla en la ausencia de lluvias en los últimos 18 meses. En muchos lugares han llegado tarde, y están siendo más escasas e irregulares de lo habitual.

Pero, como declaraba hace poco Giorgio Bertin, obispo de Yibuti y administrador apostólico de Mogadiscio (Somalia), “esta tragedia no es solo consecuencia de la sequía, sino sobre todo de problemas humanos y de la anarquía que sacude la región”.

También hay que recordar que durante los últimos años, muchos alimentos básicos han visto incrementado su precio en un 150% en los mercados internacionales, que han convertido la comida en objeto de especulación financiera.

La Iglesia católica en España ha reaccionado de forma rápida a esta emergencia. Manos Unidas ha enviado ya 640.000 euros, repartidos en trece proyectos de emergencia en Somalia, Etiopía y Kenia. Las aportaciones de Cáritas Española durante julio y agosto de este año alcanzan una cifra nada despreciable: 1.441.000 euros, además de lo mucho que se ha enviado a estas zonas en meses anteriores y de lo que se sigue recaudando. Si se sumaran los envíos de las Cáritas de otros países se sobrepasarían los 10 millones con creces.

Estas y otras aportaciones financian proyectos –algunos de emergencia, otros más a largo plazo– que intentan paliar los efectos de esta tragedia. El comboniano español Daniel Villaverde, desde su misión de Marsabit (norte de Kenia), es uno de los que trabajan a pie de obra: “Siempre ha habido sequías y hambrunas cíclicas en estas zonas áridas, pero en los últimos años son más duraderas y devastadoras debido al cambio climático, la tala de árboles y el pastoreo excesivo”.


Proyectos a corto y largo plazo

Villaverde trabaja, con la diócesis y otros organismos internacionales, en “soluciones de emergencia como la distribución de alimentos y de agua potable, dando prioridad a la gente más pobre”. En su opinión, “las soluciones a largo plazo son más difíciles en esta zona porque no hay ningún río permanente, y el lago Paradise, en el centro de la reserva nacional del monte Marsabit, está ahora completamente seco”.

Muy parecida es la experiencia del padre Franco Cellana, provincial de los misioneros de la Consolata en Kenia: “Esta mañana, mientras recorríamos los caminos en coche, los niños nos perseguían con bidones de plástico pidiéndonos agua. Hemos repartido la que llevábamos y les prometimos que intentaríamos ayudarles”.

Los misioneros de la Consolata llevan un programa de reparto de alimentos básicos comprados gracias a grupos católicos de Italia y a las Cáritas de España y Alemania. “No importa si no llegamos a todos. Será una gota en el océano, pero una simiente de bien y de consuelo cae en el terreno del sufrimiento”, comenta.
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Cómo colaborar con el Cuerno de África

Manos Unidas (SOS Cuerno de África). Banco Popular: 0075 0001 85 0606786759
Cáritas Española (Emergencia Cuerno de África). Banco de Santander: 0049 1892 64 2110541080
Misioneros Combonianos (Hambruna Cuerno de África). Banesto: 0030 1459 09 0000056271
Misioneros de la Consolata (Emergencia Cuerno de África). Banco Popular: 0075 0001 89 0603882903.

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