Este es un espacio para alimentar y vitalizar la dimensión espiritual y humana de las personas comprometidas con la construcción de una sociedad más humana, justa y solidaria. Todos somos peregrinos. "sal de tu tierra, de tu casa y vete a la tierra que yo te mostraré; haré de tí una gran nación y te bendeciré." (Gén. 12, 1 ss)
Monday, September 12, 2011
Meditando con los santos y beatos del día: S. FRANCISCO TCHOI
Hoy, 12 de septiembre, la Iglesia celebra el nacimiento para el cielo de SAN FRANSISCO TCHOI, que fuera martirizado el 12 de septiembre de 1839 en Seúl, Corea. Nacido en este país, fue catequista en su comunidad cristiana. El Papa Juan Pablo, II en 1984, le declaró SANTO junto con otros 103 mártires coreanos, en una solemne ceremonia realizada en el mismo Seúl. Unidos, pues, a la Iglesia de Corea y a cuantos desempeñan en la Iglesia la honrosa tarea de catequistas, brindemos nuestro vivo aplauso a San Fransisco Tchoi.
Meditación
QUERIDO FRANSISCO: recordar tu martirio es recordar la gestación de la iglesia Católica en Corea. Algunos literatos coreanos, enterados de la existencia de la religión católica, enviaron una delegación a Pekín para pedir más datos. Al regreso de esta delegación, no contando con misioneros, establecieron una comunidad cristiana muy particular, con jerarquía propia, obispos y sacerdotes, como habían visto en Pekín. Enterado de esto el obispo de Pekín, les llamó la atención. Reconocieron su error aunque continuaron con una Iglesia casi en manos de laicos. Pero con la ayuda de algunos misioneros que lograron ingresar al país, las comunidades cristianas se fueron haciendo cada vez más fuertes. Ante esto, las autoridades coreanas decretaron la prohibición tajante de proselitismo religioso y expulsaron a los misioneros extranjeros. Esto forzó, a que los catequistas nativos, fueran quienes tuvieran que mantener ardiente la antorcha de la fe. Pero el combustible de ésta fue la propia sangre de los cristianos y especialmente de los catequistas. Uno de ellos fuiste tú Fransisco Tchoi. En tu comunidad primero, y más tarde en la cárcel, no dejaste de ejercer con valentía y riesgo la actividad catequética. Durante nueve largos meses te sometieron a crueles tormentos, enseñando con ellos las mejores lecciones prácticas de vida cristina.
Hoy por eso te damos gracias por ellas y por tu heroica vida y te pedimos que enciendas en nosotros, la llama de la fe que supiste encender entre tus compatriotas.
Radio Vaticana
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