El jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, el más grande creador contemporáneo de arte religioso, decora la girola de la iglesia de San Pedro - La nueva capilla, que contendrá 200 metros cuadrados de creaciones de inspiración cristiana oriental, será inaugurada en la festividad del patrón
El equipo de Marko Ivan Rupnik ha traído de Roma gran parte de los mosaicos que compondrán la capilla de la girola de la iglesia de San Pedro. No obstante, otra gran parte del trabajo la ha realizado sobre la marcha, sobre superficies que inicialmente no iban a ser tratadas pero que han sido objeto de nuevos diseños. También es preceptivo el trabajo en los techos, que en su mayor parte van cubiertos con pan de oro, aunque previamente se recubren las superficies con un material de color rojo intenso que después hará que el oro sea más refulgente. En la imagen, diversos momentos de las obras.
J. MORÁN
Marko Ivan Rupnik, ante el mosaico central de la girola de la iglesia de San Pedro, donde se emplazará el sagrario
El más grande creador de arte religioso del presente -conocido incluso como el «Miguel Ángel del siglo XXI» en la técnica del mosaico-, el jesuita esloveno Marko Ivan Rupnik, ha dejado su huella en Gijón. Ha sido en la iglesia mayor de San Pedro, donde ha decorado con mosaicos de inspiración cristiana oriental los cinco cuerpos de la girola, la nave posterior que circunda el altar mayor y forma el ábside del recinto.
Rupnik, junto a su equipo de artistas -14 personas de nueve nacionalidades, en su mayoría sacerdotes, religiosos y religiosas-, inició su obra gijonesa el jueves de la pasada semana y la concluirá al cabo de ocho días. En total, unos 200 metros cuadrados de mosaicos coloristas y superficies decoradas con pan de oro en la techumbre, que previamente ha sido reforzada mediante mallas metálicas. Sólo las pilastras y los arcos de piedra de la girola quedarán al descubierto.
Pese a la celeridad de su trabajo, ya que una parte de los mosaicos vino montada desde su taller de arte de Roma, Ivan Rupnik venía meditando desde hace tiempo sobre la forma y contenido que iba a darle a la que desde ahora será la nueva capilla del templo de San Pedro, que será bendecida e inaugurada en la festividad del patrón de la villa, el próximo 29 de junio. La capilla será el recinto donde esté colocado el sagrario del templo, junto a un altar de madera y los correspondientes bancos.
«La primera vez que visitó Gijón fue hace dos años», comenta el párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta. Después, «se introdujo en la girola y comenzó a rezar y a pensar sobre el proyecto», agrega José María Cabezudo, arquitecto que junto al también arquitecto italiano Paolo Marciani, intervino en las cuestiones técnicas del proyecto. Antes de acudir a Gijón, Gómez Cuesta había solicitado sus servicios «y hemos tenido la inmensa suerte de que ha sido muy rápido con este trabajo, ya que la lista de espera de sus creaciones es inmensa», explica el párroco de San Pedro.
Además, la obra ha resultado relativamente asequible desde el punto de vista económico, ya que «Rupnik y su equipo no tienen "caché" artístico, pues sus trabajos son su modo de evangelizar, de realizar su labor pastoral», añade Gómez Cuesta. La parroquia sufragará la obra con sus recursos propios y con donaciones. En declaraciones exclusivas a LA NUEVA ESPAÑA, el propio Ivan Rupnik explicó su obra en San Pedro. «He querido hacer una capilla dedicada a la Teología de la Eucaristía, al Espíritu Santo y a la Iglesia», comenta el jesuita al tiempo que con un grueso lápiz traza sobre la pared el boceto sobre el que a continuación colocarán sus colaboradores las teselas de los mosaicos».
«Dios, por el Espíritu Santo, crea el mundo, y anuncia la venida de Cristo encarnado al mundo, cuyo lugar actual para el creyente es el sagrario; y ese mismo Espíritu Santo crea en Pentecostés la Iglesia». Las explicaciones de Rupnik le brotan sin titubeos. Para él, «la espiritualidad y el arte son una misma actividad». Además de crear, ha publicado numeroso libros, como «En el fuego de la zarza ardiente», «De la experiencia a la sabiduría», «La fe según los iconos» o «Los colores de la luz». Además, imparte con frecuencia -lo ha hecho a los obispos españoles- los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, el fundador de su orden, la Compañía de Jesús.
Rupnik es además el director del Centro Aletti, dependiente del Pontificio Instituto Oriental de Roma. Esta entidad está animada porjesuitas y religiosas especializados en teología oriental y bellas artes. Fue impulsado por el cardenal jesuita Tomá? ?pidlík, fallecido en 2010, y su creación fue respaldada por Juan Pablo II.
Desde que Rupnik aceptó su trabajo en Gijón, se celebraron en Roma varias conferencias teológicas sobre la obra de San Pedro. A ellas asistieron el sacerdote asturiano José Luis González Novalín, ex director de Colegio de Santiago y Monserrat de España en Roma, así como Gómez Cuesta y los arquitectos Cabezudo y Marciani.
«La ida que le proponíamos a Rupnik era la de una capilla eucarística, según las ideas de la última encíclica de Juan Pablo II, «La eucaristía edifica la Iglesia».
Ivan Rupnik va y viene entre los andamios de la obra de San Pedro. Observa un nicho de la girola y comenta: «Las hornacinas son muy características del Renacimiento; son como lugares para depositar los granos de pan y las uvas que serán el cuerpo y la sangre de Cristo».
Rupnik nace en Zadlog, Slovenia, en 1954 -casualmente el mismo año de la inauguración del la iglesia de San Pedro, una vez reconstruida tras la guerra civil-, y en 1973 ingresa en la Compañía de Jesús. Estudia Filosofía y entra en la Academia de Bellas Artes de Roma. Continúa después con los estudios de Teología en la Universidad Gregoriana, de los jesuitas. Recibe la ordenación sacerdotal en 1985 y será profesor de la Gregoriana, del Instituto Oriental y en la actualidad lo es de la Facultad de San Anselmo de Roma, de los Benedictinos, con la asignatura Criterios teológicos del arte litúrgico contemporáneo. Su doctorado y especialización se centran en la Teología rusa ortodoxa moderna. «La teología ortodoxa se funda en el símbolo, en la poética, en lo mistérico; es menos conceptualista que la teología europea», explica.
¿Cuál es hoy el arte religioso? «Casi no existe; el Logos del Evangelio se ha interpretado más como una idea abstracta, pero es Cristo. Predominaron el conceptualismo y el verbalismo y hubo un divorcio con la materia, con el cuerpo», explica. En consecuencia, «el arte se centró en vestir una idea, en el instrumento de una idea». Y aunque el arte románico, el gótico y el bizantino alcanzaron cimas en el arte religioso, esa perfección era formal. Y en el Renacimiento aún más: hay perfección artística y no perfección moral, porque se puede esculpir un cuerpo hermoso, pero puede ser el de un criminal».
Puesto a reflexionar sobre arte, entre tesela y tesela, Rupnik no se detiene. «El arte sacro pasó de las iglesias a los palacios, y de ahí a las galerías y a los museos. ¿Puede retornar? Sólo con una vivencia cristiana del artista, con su vida espiritual y litúrgica». Y finaliza: «Admiro el arte sacro desde que era un "bambino"».
En el espacio envolvente de la girola se San Pedro espera dejar «el centro eucarístico de Gijón», concluye este genio contemporáneo de los mosaicos.
La Nueva España