Sunday, May 06, 2012

Comentario del Evangelio por José María Maruri SJ: VIDA


VIDA 

 Por José María Maruri S.J. 

 1.- Vides plantadas en líneas paralelas que se pierden en la lejanía. Ya las hojas empiezan a despuntar. En aquella extensión ondulante bajo el cielo azul todo es silencio. Pero allí está pasando algo. De la tierra a aquellas cepas rugosas y atormentadas y de éstas a las hojas. Es la comunicación de una vida que reventará en repletos racimos de uvas. Silenciosa actividad que maravilla.

 En la sierra madrileña, en lo alto de la Mujer Muerta, en la Cabrera o en la Pedriza, en aquellas rocas amontonadas nunca pasa nada. Sólo el mecánico quebrarse de las rocas por las heladas o la erosión del viento. Inactividad que sobrecoge.


 2.- Los Evangelios están llenos de esa maravillosa palabra: VIDA.

 -- Jesús nos dice “como el Padre tiene VIDA en Sí mismo, así le ha dado al hijo tener vida en si mismo.

 -- San Juan comienza su Evangelio con la Palabra... “y la Palabra era VIDA y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

 -- Por eso Jesús al presentar sus credenciales se define como “Camino, Verdad y VIDA”. O como: “Yo soy el Pan de VIDA”.

 -- VIDA es un movimiento expansivo y que viene a comunicarse: “He venido para que tengan VIDA y VIDA abundante”. “El que come mi carne tiene VIDA eterna interminable”.



 3.- Jesús se sabe portador de VIDA y pasa por este mundo repartiendo VIDA. 

-- Da vida al hijo de la viuda de Naín, da VIDA a la hija de Jairo, da vida a su amigo Lázaro.

 -- Da vida a los leprosos en los que la vida se pudre y desmorona.

 -- Sana a cientos de enfermos de cuyos cuerpos de escapa la VIDA.

 Jesús nos dice que Él es la Vid y nosotros los sarmientos que vivimos de una misma savia y VIDA.


 4.- Pues sí, Jesús es todo VIDA, y ha venido a darnos VIDA abundante. ¿Y si con frecuencia comemos el Pan de VIDA, por qué languidecemos en nuestra vida religiosa? ¿Por qué no damos fruto? ¿Nos parecemos a esas “preciosas” plantas de plástico, sin VIDA y sin fruto?

 -- ¿dónde está en nosotros esa vitalidad que tuvo la Madre Teresa y que ha seguido presente en sus seguidores?

 -- ¿dónde esa energía de seglares que defiende y han defendido su fe hasta dar la vida?

 --¿dónde esa simpática vivacidad de religiosas dedicadas a cuidar niños y ancianos?

 -- ¿dónde esa vida silenciosa de viñedo de las Carmelitas siempre alegres y trabajadoras?

 La misma VIDA que produce esos efectos en otros corre por nuestras venas. ¿Cuál es el trombo que está impidiendo que corra esa VIDA por nosotros? Pues, el encerrarnos en nosotros mismos. Tenemos las puertas y ventanas del corazón cerradas a Dios y a los hombres. Y, claro, en la sombra húmeda de una habitación sin son ni aire la mejor de las plantas se agosta y muere.

 Dejemos entrar a Dios y a nuestros hermanos y correrá la VIDA por nosotros. Cuánto más nos demos, más sanos seremos. No amemos de palabra –como dice San Juan—sino de obra de y de verdad.

Betania

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