Wednesday, May 02, 2012

Meditando con los santos y beatos del día: S. JOSÉ MARIA RUBIO PERALTA



Hoy, 02 de mayo, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SAN 
JOSÉ MARIA RUBIO PERALTA, en el aniversario de su santa muerte 
ocurrida en un día como hoy de 1929 en Aranjuez, España. Nacido 
en 1864 en Dalias, fue sacerdote diocesano, ingresando luego a la 
Compañía de Jesús. En el año 2003 el Papa Juan Pablo II consagró  
sus virtudes declarándolo Santo.
Unidos a los Padres Jesuitas y a la Iglesia de la Casa Profesa en 
Madrid en donde se veneran sus reliquias, brindemos nuestro vivo 
aplauso a San José Maria Rubio Peralta.
Meditación
QUERIDO SAN JOSÉ MARIA RUBIO, recordar tu vida es verte allí 
en la casa profesa de los Padres Jesuitas de Madrid en donde por 
largos años fuiste el corazón de Dios para los muchos y muchos que 
acudían a ti en busca de aliento, consuelo y pan. Desde que 
completas tus estudios y eres ordenado sacerdote, no tienes otro 
destino sino esta casa que fue el centro de tus actividades 
pastorales. Desde aquí llenaste la ciudad de Madrid y tu época con 
la fragancia  del amor de Dios y de un extraordinario espíritu 
sobrenatural. Tus principales y casi únicas tareas fueron la predicación, 
la confesión, la dirección espiritual. 
Con el paso del tiempo, tu bondadosa figura se fue convirtiendo 
en la del "padre de los pobres y abandonados". Ellos acudían a ti 
sabiendo que encontrarían consuelo para sus penas y orientación 
para su alma. Qué apostolado tan necesario! A fin de brindarte a 
todos y poder atenderles mejor, organizas un grupo de laicos 
comprometidos, a quienes motivas y preparas con las ilusiones 
e ideales de tu corazón misericordioso. En tus escritos enseñas 
el camino para un verdadero encuentro con Dios. En ellas leemos: 
"¿Estas haciendo un esfuerzo para adorar a Dios? Reconoce primero 
tu debilidad. La auténtica adoración a Dios, comienza con el propio 
reconocimiento de nuestra pequeñez. Al reconocerme pequeño, 
inútil, pobre, estoy en la humildad y en la humildad está la salvación. 
Porque la humildad es la verdad, yreconocer la verdad es reconocer 
nuestra nada. 
No solo debemos reconocer nuestra insignificancia, sino la grandeza 
de Dios. 
La pequeña ostia en la eucaristía oculta la totalidad de su 
omnipotencia, toda su sabiduría, la perfecta bondad de Jesucristo".

Radio Vaticano


San José Maria Rubio, apóstol de Madrid 2 de mayo

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