Thursday, May 10, 2012

Meditando con los santos y beatos del día: B. DAMIÁN JOSÉ VEUSTER, "DE LOS LEPROSOS" y S. JUAN DE ÁVILA



Hoy, 10 de mayo, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo de SAN JUAN DE VILA, en el aniversario de su santa muerte ocurrida un día como hoy de 1569 en Montilla, Córdoba, España. Oriundo en Almodóvar del Campo, Castilla la Nueva, España, en 1499, fue sacerdote diocesano. En 1970 el Papa Pablo VI le dio el honor de los altares proclamándolo Santo. Es conocido como el apóstol de Andalucía. 





Hoy también la Iglesia recuerda al BEATO DAMIN JOSÉ DE VEUSTER, el "Apóstol de los Leprosos", quien muriera santamente el 15 de abril de 1889 en Molokai, Hawai, Estados Unidos de América. Nacido en Wertcher, Bélgica, en el año 1840, fue sacerdote de la Congregación de los Sagrados Corazones. Consagró su vida al cuidado de los leprosos muriendo mártir de su caridad. En el año 1995 el Papa Juan Pablo II lo declaró Beato.
Unidos pues a las Iglesias de España, Bélgica y Estados Unidos, brindemos nuestro vivo aplauso a San Juan de vila y Al Beato Damián José de Veuster.
  
Meditación
QUERIDO BEATO DAMIN: al recordar tu vida te encontramos cuando pediste permiso a tus padres para ingresar en el noviciado de los Sagrados Corazones. Tenías 18 años. Empezaba la aventura de tu vida. Hiciste tu profesión religiosa y 3 años después fuiste enviado como misionero a las islas de Hawai. Ya ordenado sacerdote en Honolulu, animado de ardiente celo diste rienda suelta a los impulsos de tu corazón. Casi todos los habitantes de la isla eran protestantes. Tu, con la ayuda de unos campesinos católicos construiste un capillita con techo de paja y empezaste a celebrar y a catequizar. El cariño con el cual te dedicaste a la gente hizo que muchos protestantes se convirtieran al catolicismo. Visitabas todos los ranchos de la isla, llevabas medicinas y curabas los enfermos. En Molokai se había establecido una colonia de leprosos en donde el gobierno aislaba a todas las personas afectadas por esta enfermedad. Estos pobres enfermos eran allí olvidados y dejados sin auxilio ni esperanza. Tu pediste a tu obispo que te permitiera ir a vivir allí con ellos y allá te fuiste. Los enfermos te recibieron con gran alegría. Creaste para ellos fuentes de trabajo para tenerlos ocupados, les enseñaste reglas de higiene y poco a poco la isla se convirtió en un lugar agradable para vivir. Tu mismo te ocupaste de los mas abandonados y los atendías como enfermero personalmente. Compartiste con ellos todas las acciones del día, los saludabas dándoles la mano y fumabas la pipa que ellos habían fumado. Hasta que un día sucedió lo que se temía. Aquel Domingo, iniciaste tu sermón de una manera diferente: "Nosotros los leprosos". Y así, como "Leproso Voluntario" te fuiste, poco después, a recibir el premio a tu caridad en el reino de la vida.

Radio Vaticano

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