Wednesday, July 04, 2012

El cardenal Martini


Leo con pena, que el cardenal Martini ha comunicado al Corriere della Sera que dejaba de escribir sus artículos para el periódico, porque su estado de salud le obligaba areducir sus colaboraciones para dedicarse a preparar su encuentro definitivo con Dios. Hay personas que nos gustaría fueran eternas y una de ellas es el cardenal, que reconozco era mi candidato en el último cónclave.
            Además de ser un insigne biblista, tengo la impresión de que, entre las grandes cabezas de la Iglesia, la suya estaba muy posada en la tierra y conocía los problemas de los hombres, lo que le hacía apostar por una Iglesia moderna, joven y mirando al futuro.
            Sus reflexiones sobre la persona de Jesús son apasionantes. Georg Sporschill señaló en su día que su perspectiva sobre el nazareno, El itinerario espiritual de los Doce,  es muy distinta de la que nos presentó Benedicto XVI. Martini se fija más en el amigo de publicanos y pecadores, en el que provoca inquietudes a los jóvenes y lucha contra las injusticias. Y nos da unos ejemplos simples para seguirle: salir de una situación marcada por el orgullo y la suficiencia y optar por la humildad y la disposición a la escucha. No hay lugar para los Narcisos sino para los que tienen su vista puesta en la necesidad de los otros.
            En sus Diálogos nocturnos en Jerusalén nos presenta una imagen semejante de Jesús: una persona que optó por una vida itinerante para estar disponible a más gente, salir al encuentro de los extraños y comunicarles su amor. Un ejemplo a seguir y que Martini imitó, cuando como arzobispo de Milán buscó el encuentro y la amistad con los musulmanes, en los que reconoce grandes valores y una fuerte experiencia religiosa. Y en sus debates con Umberto Eco en los que trataba con un gran respeto a los no creyentes con los que compartimos una ética y esperanza comunes. Pensaba que exuistía un humus profundo entre creyentes y no creyentes, pensantes y responsables pues hay muchas personas dotadas de un gran altruismo, sin que estén animadas por un fundamento trascendente.
            También me gusta lo que piensa sobre la Iglesia. En su sueño afirmaba que somos parte de una Iglesia, que tiene que andar por un camino de pobreza y humildady que no depende de los poderes de este mundo; una Iglesia en la que tienen que caber las personas que piensan en el futuro y que mira con cariño a los tristes y pecadores.Comparte el gran sueño de Teilhard: toda la humanidad caminando en dirección a esagran meta que es Dios mismo, Dios todo en todas las cosas. No es otro el camino que ha discurrido Martini a lo largo de su vida, un gran ejemplo para todos nosotros.
Isabel Gómez Acebo
Cajón de Ilusiones
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