Scholastic Krzysztof Augustyniak, SJ
Por primera vez en la historia del cristianismo en Polonia, todos los representantes del Consejo Ecuménico Polaco junto con el presidente de la Conferencia Episcopal de Polonía, firmaron un documento sobre la protección de la creación.
El texto, en forma de carta, contiene afirmaciones teológicas generales y, sobre todo, recomendaciones prácticas. Las partes firmantes del documento invitan a los lectores, considerados colaboradores de Dios en el trabajo de la creación, a redefinir su actitud hacia el medioambiente y su forma de vida.
En la carta subrayan la unión fundamental entre el misterio pascual de Cristo y el cambio necesario de forma de vida del que hablábamos. Los líderes de las Iglesias comentan la necesidad de vigilancia a nivel político e individual. Invitan al gobierno y las autoridades locales a tomar nuevas iniciativas en cuatro campos: la gestión de residuos, la protección de la silvicultura y la biodiversidad, la transformación y conservación de los alimentos, y las políticas internacionales marítimas.
Se convida a todos los cristianos a reflexionar acerca de sus maneras de consumo y su relación con los bienes. Los autores del documento hacen hincapié en la importancia de la actitud positiva en relación con el ahorro energético y la transformación de los residuos. La carta acaba con un llamamiento para posicionar nuestras vidas, hoy en día, en una perspectiva más amplia: “Vivir hoy, pensar en el mañana,” dicen los líderes de la Iglesia polaca. Aunque tanto la extensión del documento como su contenido son susceptibles de mejora, es necesario tener en cuenta que estas publicaciones son un símbolo de apertura de las comunidades cristianas de Polonia hacia los problemas relacionados con el desarrollo ecológico y sostenible.
Documento aprobado:
Queridos Hermanos y Hermanas:
Os dirigimos una carta ecuménica, un llamamiento y una petición para proteger la creación como trabajo de Dios. “Al principio, Dios creó el cielo y la tierra” (Gen 1.1). Así empiezan las Sagradas Escrituras, con esta solemne declaración. El mundo no nació de una coincidencia ciega, sino de la voluntad de un Dios de amor y sabiduría, al igual que la creación del hombre “a su imagen y semejanza” (Gen 1.27). La Biblia prosigue “Tomó, pues, Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase.” (Gen 2, 15) El Creador invita a los hombres a colaborar con él en el cuidado de su trabajo, al servicio de todos los seres. Todas las tradiciones cristianas dan ejemplos de grandes hombres que se acercaron a la creación de Dios con amor. Desgraciadamente, no hemos sido siempre fieles a esta invitación.
Producimos montañas de residuos, alimentos tóxicos, destrozamos bosques y nos rodeamos de un mundo de plástico. Cegados por el ansia de beneficios, hemos cambiado los riachuelos por aguas residuales tóxicas, las exuberantes praderas y bosques en áreas estériles y desérticas, los milagros de la naturaleza en montañas de cemento. Vivimos como si fuésemos la última generación que fuera a vivir en la tierra.
La protección de la creación no es sólo un problema de equilibrio ecológico, sino también un problema ético y espiritual de los hombres que olvidan que el mundo entero, incluyendo ellos mismos, es un trabajo de Dios.
Muchos cristianos en todo el mundo están comprometidos en programas que buscan preservar la creación de Dios, tales como promover modelos de construcción que disminuyan el consumo de energía, reducir la producción de residuos, fomentando el reciclado o el compostaje y otras muchas iniciativas.
Hermanos y Hermanas, ¡necesitamos propagar esta sensibilidad! Esperamos que nuestro llamamiento ayude a los cristianos a influir en su entorno para disminuir las acciones destructivas en nuestros bosques, carreteras y praderas.
También hacemos un llamamiento al gobierno y a las autoridades locales. Expresamos nuestra preocupación sobre la privatización y comercialización de nuestros recursos hídricos. Invitamos a desarrollar una política social que promueva la transformación sin riesgo de los residuos tóxicos. Invitamos a todas las personas sobre todo a:
- reducir los residuos urbanos, promover la regeneración de los vertederos y a la purificación del aire, del agua y de la tierra;
- proteger los bosques, las especies en peligro de extinción y otros milagros de la naturaleza, además de proteger los ecosistemas;
- utilizar tecnologías ecológicas para la transformación y conservación de la comida, así como en la producción de materiales de envasado;
- elaborar acuerdos internacionales con respecto a la explotación justa de recursos marítimos, y preservar el mantenimiento del equilibrio ecológico.
A través de la resurrección de Cristo y Pentecostés, Dios reveló que Él vence a la corrupción y la muerte. El cristiano es invitado a mostrar su fe en Dios, Creador y Señor del mundo, a través de sus actos. Esta es la razón por la que promovemos la protección de la vida desde sus principios y el respeto de su dignidad. Reclamamos el apoyo a políticas sociales que promueven la vida, especialmente allí donde el crecimiento de la población está disminuyendo drásticamente.
Nuestro mundo necesita este testimonio, no sólo a través de algunos ciudadanos comprometidos directamente con la protección del medioambiente, sino también a través de todos los discípulos de Cristo. El desarrollo de la perspectiva ecológica en la formación bíblica y teológica puede ser de gran ayuda para que los cristianos comprendan estos procesos.
Nuestras acciones colectivas deben expresar la verdadera necesidad de moderación y prudencia ante todo lo que concierne el medioambiente. El verdadero ascetismo aparecerá cuando se evite el consumismo excesivo, la acumulación de bienes y la explotación irresponsable de los recursos naturales. El ayuno, hoy en día cada vez más olvidado, es un ejemplo de esta actitud, que a través de la auto-limitación del ansia de cada uno, podría convertirse en un instrumento de conversión espiritual y apertura hacia los pobres. La invitación de Dios para someter a ciertas cosas es una ayuda para que no sometamos nuestras vidas a ellas.
Hermanos y Hermanas, vivid hoy, pensad en el mañana. Debemos pensar que, como toda la creación, hemos sido llamados a vivir en la realidad descrita en el último libro de la Biblia, “un cielo nueva, una tierra nueva.” (Rev, 21,1) Debemos ser responsables, cada día, de tomar decisiones para ahorrar energía y proteger los recursos terrestres, respetando a todos los seres vivos. Aunque sean pequeñas, pero acciones constantes, nos ayudarán a la protección de toda la creación que, como leímos en el primer libro de la Biblia, “Dios la hizo buena.” (Conf, Gen 1.31)
Varsovia, 16 de enero de 2013
En nombre del Consejo Ecuménico de Polonia y de la Conferencia de Obispos de Polonia:
Padre Gustaw Cieślar – Iglesia Baptista
Obispo Jerzy Samiec – Iglesia Luterana
Obispo Edward Puślecki – Iglesia Metodista
Obispo Marek Izdebski – Iglesia Reformada
Obispo Wiktor Wysoczański – Iglesia Católica Polaca
Obispo Ludwik Jabłoński – Iglesia Mariavita
Metropolita Sawa – Metropolita Ortodoxo de Varsovia y toda Polonia
Józef Michalik – Católica Romana (Latina) Arzobispo de Przemysl – Presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia
Krzysztof Augustyniak, 30, es un jesuita de la Provincia de Polonia del Norte. Esta haciendo estudios de Teología en el Centre Sevres de Paris, Francia. Se está especializando en la perspectiva espiritual de la conexión entre seres humanos y el suelo. Ayuda pastoralmente en la región rural de Beauce, Francia.
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