Francisco denuncia a quienes “miran hacia otro lado con guantes blancos” ante la injusticia
"Quien va a la Eucaristía sin compartir y sin compasión no se encuentra a gusto con Jesús"
(Jesús Bastante).- Llueve en Roma en este primer domingo de agosto. Ello no es óbice para que miles de fieles se agolpen ante el balcón desde el que Francisco reflexionó sobre las actitudes de Jesús ante el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. "Compasión, compartir y Eucaristía" son el camino, según el Papa, quien incidió en que "Jesús nos enseña a anteponer las exigencias de los pobres a las nuestras" que, "aunque sean legítimas nunca serán tan urgentes que la de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir".
"Vosotros mismos les daréis de comer". Y trajeron cinco panes y dos peces, los bendijo y repartió entre la multitud. Todos comieron y se saciaron, e incluso sobró, recordó Bergoglio, quien subrayó cómo "en este acontecimiento captamos tres mensajes: el primero es la compasión. Frente a la muchedumbre que no le "deja en paz", Jesús no reacciona con irritación, no dice "esta gente me molesta", no. Reacciona con sentimiento de compasión, porque sabe que no le buscan por curiosidad, sino por necesidad".
"Estemos atentos: la compasión que siente Jesús no es simplemente sentir piedad, es algo más. Significa compartir, hacerse uno con los sufrimientos del otro, hasta el punto de perder la vida", añadió el Papa, quien dejó claro que "Jesús sufre con nosotros, sufre por nosotros".
"Jesús nos enseña a anteponer las exigencias de los pobres a las nuestras. Aunque sean legítimas nunca serán tan urgentes que la de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir" incidió Bergoglio, que añadió que "cuando hablamos de los pobres, sentimos que ese hombre, esa mujer, esos niños, no tienen lo necesario para vivir. No tienen para comer, para vestirse, no tienen medicinas, que no pueden ir a la escuela... Por eso, nuestras exigencias, aunque legítimas, nunca serán tan urgentes como las de los pobres".
El segundo mensaje que se ve tras el milagro de la multiplicación "es el compartir". Así, mientras los discípulos creen que es mejor despedir a la gente, Jesús apuesta por compartir. "Son dos reacciones distintas, que muestran dos actitudes opuestas. Los discípulos piensan según la lógica del mundo, reaccionan pensando que "allá vosotros, buscaos la vida".
Jesús razona según la lógica de Dios, que es la del compartir. Cúantas veces volvemos la mirada con tal de no ver a los hermanos necesitados. Esto, mirar hacia otro lado, es una forma educada de decir, con guantes blancos, que los otros se busquen la vida. Esto no es de Jesús: esto es egoísmo".
"Si Jesús hubiera despedido a la muchedumbre, muchos se hubieran quedado sin comer". Sin embargo, multiplicó los panes y los peces. "Atención: no es magia, es un signo. Un signo que invita a tener fe en Dios, padre de la Providencia que hace que no nos falte el pan si sabemos compartirlo con los hermanos".
El tercer mensaje, en la Eucaristía, pues "el milagro de los panes anuncia la Eucaristía: Jesús recitó la bendición antes de partir el pan. Es el mismo gesto que Jesús hará en la Ultima Cena. En la Eucaristía, Jesús no da simplemente un pan, sino el pan de vida eterna, se da a sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor nuestro".
"Nosotros, tenemos que acercarnos a la Eucaristía con estos sentimientos. Con la compasión y con las ganas de compartir. Quien va sin compartir y sin compasión no se encuentra a gusto con Jesús", concluyó Francisco, quien repitió que "compartir, compasión y Eucaristía es el camino que nos indica Jesús en el Evangelio". Un camino "que nos conduce más allá de este mundo, porque parte de Dios y vuelve a Él".
Angelus Domini 2014-08-03
Starts at 12:00 pm. Every Sunday and on the main liturgical feasts, the Pope recites the Angelus prayer with the pilgrims. Before and after the prayer, he delivers a brief reflection and issues greetings
Papa Francisco: la lógica de Dios es el compartir, no el ego
Dios, Padre providente que no nos hace faltar "el pan de cada día", ¡si nosotros sabemos compartirlo con los hermanos! Francisco en el Ángelus
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Refiriéndose al Evangelio del décimo octavo domingo que muestra a Jesús que se retiró con sus discípulos a un lugar aislado, pero la gente lo buscó y lo encontró. Entonces, Jesús sintió compasión y curó a los enfermos, el Obispo de Roma reflexionó con los peregrinos llegados a la plaza del Santuario de san Pedro. Dijo que frente a la multitud que no lo deja en paz, “Jesús no reacciona con irritación sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad sino por necesidad”. Y explicó que: “Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aunque sean legítimas, no serán jamás así tan urgentes como aquellas de los pobres que no tienen lo necesario para vivir”.
En este evangelio, los discípulos preocupados por la hora, le sugieren despedir a la gente para que pudieran ir al pueblo a comprarse comida. Pero Jesús responde: “Denles de comer ustedes mismos” (Mt. 14,16). Y haciéndose llevar los únicos cinco panes y dos peces que había, los bendijo, inició a partirlos y a darlos a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y ¡sobró!
El Papa expresó que frente a la gente cansada y hambrienta “los discípulos razonan según la mentalidad del mundo, para el que cada uno debe pensar en sí mismo; mientras que Jesús razona según la lógica de Dios, que es aquella de compartir”, y agregó: “Si hubieran despedido a la multitud, tantas personas se hubieran quedado sin comer. Mientras que con pocos panes y pescados compartidos y bendecidos por Dios bastaron para todos”.
Pero “ ¡atención!, no es una magia sino un signo –aclaró Francisco. Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente que no nos hace faltar 'el pan de cada día', ¡si nosotros sabemos compartirlo con los hermanos!” Y manifestó que en tercer lugar, el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía, afirmando que “en la Eucaristía Jesús no nos da pan, sino El pan de la Vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor nuestro”.
El Sucesor de Pedro concluyó sintetizando su reflexión y pidiendo que la Virgen María nos acompañe: “Compasión, compartir, Eucaristía –dijo. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá del mundo, porque parte de Dios Padre y regresa a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.”
Jesuita Guillermo Ortiz – RADIO VATICANA
En este evangelio, los discípulos preocupados por la hora, le sugieren despedir a la gente para que pudieran ir al pueblo a comprarse comida. Pero Jesús responde: “Denles de comer ustedes mismos” (Mt. 14,16). Y haciéndose llevar los únicos cinco panes y dos peces que había, los bendijo, inició a partirlos y a darlos a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y ¡sobró!
El Papa expresó que frente a la gente cansada y hambrienta “los discípulos razonan según la mentalidad del mundo, para el que cada uno debe pensar en sí mismo; mientras que Jesús razona según la lógica de Dios, que es aquella de compartir”, y agregó: “Si hubieran despedido a la multitud, tantas personas se hubieran quedado sin comer. Mientras que con pocos panes y pescados compartidos y bendecidos por Dios bastaron para todos”.
Pero “ ¡atención!, no es una magia sino un signo –aclaró Francisco. Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente que no nos hace faltar 'el pan de cada día', ¡si nosotros sabemos compartirlo con los hermanos!” Y manifestó que en tercer lugar, el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía, afirmando que “en la Eucaristía Jesús no nos da pan, sino El pan de la Vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor nuestro”.
El Sucesor de Pedro concluyó sintetizando su reflexión y pidiendo que la Virgen María nos acompañe: “Compasión, compartir, Eucaristía –dijo. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá del mundo, porque parte de Dios Padre y regresa a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.”
Jesuita Guillermo Ortiz – RADIO VATICANA
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