Wednesday, August 27, 2014

Meditando con los santos y beatos del día: SANTA MÓNICA


Hoy, 27 de Agosto, la Iglesia celebra el nacimiento para el cielo de SANTA MÓNICA, quien muriera en octubre del año 387 en Ostia, Italia. Nacida hacia el año 331 en Tagaste, Numidia, hoy Argelia, frica, fue madre de San Agustín. La Iglesia la ha considerado entre los santos e inscripta en el Martirologio Romano. Sus restos son venerados en la Iglesia de San Agustín, cerca de la Plaza Navona, en Roma.
Unidos, pues, a ésta iglesia y a todas las madres que con lágrimas acompañan la vida de sus hijos, brindemos nuestro vivo aplauso a Santa Mónica.
  
Meditación
Fui casada con un Patricio Romano, hombre bueno, pero de carácter muy irascible. A él serví y soporté, incluso en sus infidelidades. Tres hijos me envió Dios: Agustín, Navijo, y una hija que, más tarde, fue superiora del monasterio de Hipona. Pero mi corazón muy pronto empezó a sufrir por la conducta desordenada de mi hijo Agustín. Con solo 16 años ya se había abandonado a las pasiones y frecuentaba a los maniqueos, lo que me hacía sufrir mucho. Pero yo sentía que mi hijo no podía perderse. Lágrimas, muchas lágrimas, derramé por él. Sabía que éstas algún día tendrían resultado. Después de 16 años, mis ojos vieron el fruto de mis oraciones y mis lágrimas. Mi hijo Agustín dejó los vicios y las malas compañías y se acercó a Dios. Dios mío, qué conversión! Años más tarde, "conversando con Agustín, en la ciudad de Ostia, a solas y muy dulcemente, olvidando las cosas pasadas y extendiéndonos a las que están delante, dialogábamos entre los dos, en presencia de la verdad, que eres tú Señor, como sería aquella vida eterna de los santos, que ni ojo vio, ni oído escuchó, ni a hombre pasó por el pensamiento. Teníamos ansiosamente abierto el corazón hacia los raudales soberanos de la fuente de la vida que está en ti." Qué consolación! Regalo que Dios me concedía, quizás como premio de los tantos años de dolor y desolación. Fue mi hijo Agustín que en su libro "Las confesiones" expresó todo su agradecimiento a mí como madre. Eso me hizo comprender el poder que tienen las lágrimas de una madre.

Radio Vaticano

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