17 de noviembre
Lunes XXXIII
Lunes XXXIII
Lc 18, 35-43 Jesús, hijo de David, ten compasión de mi.
Sentado al borde del camino, Pidiendo limosna. Al oír barullo pregunta. Pasa Jesús. Gritas: Jesús, Jesús, Jesús, ten misericordia de mí. Gritas más fuerte cuando te piden callar: Jesús, Jesús, Jesús, mi vida, mi ser, mi amor, sálvame, que vea otra vez. Que te vea otra vez, ahora y por siempre. Porque al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas.
Y al recobrar la vista lo seguías glorificando a Dios.
Sentado al borde del camino, Pidiendo limosna. Al oír barullo pregunta. Pasa Jesús. Gritas: Jesús, Jesús, Jesús, ten misericordia de mí. Gritas más fuerte cuando te piden callar: Jesús, Jesús, Jesús, mi vida, mi ser, mi amor, sálvame, que vea otra vez. Que te vea otra vez, ahora y por siempre. Porque al contemplarte como tú eres, Dios nuestro, seremos para siempre semejantes a ti y cantaremos eternamente tus alabanzas.
Y al recobrar la vista lo seguías glorificando a Dios.
Dime una Palabra
Luis Fernando Crespo SM
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