Bagdad (Agencia Fides) - La crisis económica mundial y la situación global marcada por la invasión militar rusa en Ucrania también tienen graves efectos en la red de obras caritativas y sociales promovidas por las Iglesias en Oriente Medio. Esta circunstancia está impulsando el éxodo de cristianos originarios de la región del mundo en la que Jesús nació, murió y resucitó. El cardenal iraquí Louis Raphael Sako, patriarca de la Iglesia caldea, ha lanzado la voz de alarma sobre ello durante su discurso con el que inauguró los trabajos del Sínodo anual de los obispos caldeos que se está celebrando en Bagdad del 21 al 27 de agosto.
En uno de los siete puntos en los que articuló su intervención, el patriarca Sako aportó detalles para ilustrar los efectos directos de la crisis mundial y la guerra en curso en Europa también sobre la estabilidad económica de las redes de solidaridad eclesial activas en Oriente Medio.
El purpurado explicó que “esta situación tiene un impacto negativo en el estado económico de la Iglesia en Irak, Siria y Líbano”, donde toda la población se ve afectada por el desempleo, la pobreza o las limitaciones en los servicios de agua y electricidad. “Los recursos económicos de las diócesis son limitados. Las organizaciones benéficas que nos ayudaron ahora centran sus esfuerzos en Ucrania. Las donaciones y las colectas son muy reducidas, las ofrendas no llegan, los alquileres de los edificios, ya de por sí muy bajos, no se pagan con regularidad... Incluso los alumnos de nuestras escuelas tienen dificultades para pagar las cuotas por lo que los cristianos están solicitando quedar exentos”, indicó el patriarca caldeo que añadió que los cristianos ni siquiera cubrir el coste de los generadores eléctricos.
El patriarca Sako reconoció que también el patrimonio económico de las instituciones eclesiales sigue basado en los bienes inmuebles y se preguntó si no ha llegado el momento de empezar a vender esos bienes para hacer frente a las nuevas emergencias que plantean estos tiempos difíciles. El cardenal recordó que ya en el Sínodo anual de 2021 se dispuso la creación de un “fondo común caldeo” como una herramienta para abordar las necesidades crecientes y las situaciones de crisis que afronta cada diócesis.
En su discurso, el patriarca caldeo Sako se alejó de la tentación de hacer depender la continuidad de la presencia cristiana en Oriente Medio de soluciones coyunturales técnicas. Dirigiéndose a sus compañeros obispos, el Patriarca recordó la llamada común a “llevar nuestra responsabilidad eclesial, humana y nacional con el espíritu de Cristo y con sus sentimientos”, vocación que solo puede ser alimentada por una “relación viva y apasionada con Cristo, Aquel a quien hemos sido consagrados como Él mismo se consagró”.
Solo la experiencia de la gracia dada por Cristo puede ayudar también a los obispos caldeos a realizar “nuestra misión y nuestro servicio con generosidad y desinterés, en espíritu de unidad, lejos del particularismo y del afán de poder y fama”. El cardenal recordó que la guía pastoral de las diócesis “no puede ejercerse sin poder”, pero ese ejercicio “no debe llegar al despotismo y la dictadura”, dado que la autoridad episcopal se funda “en la apostolicidad” y se ejerce a través de una colegialidad “que se extiende a todos los miembros del Pueblo de Dios, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas”.
El Patriarca animó a los obispos caldeos a ejercer un “acompañamiento paterno y no autoritario a los sacerdotes, como se hace con los hijos”, afrontando los conflictos y las dificultades “cara a cara”.
Dificultades y problemas, -añadió el cardenal-, “siempre los habrá, como en los tiempos de los Apóstoles de Cristo, pero deben convertirse en ocasiones para vivir la caridad”, teniendo siempre en cuenta que 2es importante la disciplina”, porque “el desorden destruye”.
(GV) (Agencia Fides 23/08/2022)
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