Wednesday, August 10, 2022

¿Se puede 'descanonizar' a un 'santo súbito'? por Antonio Aradillas


"En beneficio del “Pueblo Santo de Dios”, por encima de todo y de todos"

La misma coincidencia forzada de la ceremonia de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, invita a pensar en posibles estrategias curiales dignas de corrección y de penitencia

La incitación del papa Francisco, ya desde los inicios programáticos de  su actividad pastoral, de “meterse el líos” -siempre que estos fueran buenos de verdad- , parece ser hoy merecedora de  tacharse como despropósito y exageración porteña, ahora pontificia. Ni la experiencia personal sacerdotal, episcopal y aún cardenalicia , ni la sensibilidad de la piel de su alma  en consonancia con las demandas de los tiempos nuevos , y ni siquiera su intensa y fructuosa  concreción y creencia jesuítica   en la pedagogía del discernimiento ignaciano , podrían haberle entreabierto  las puertas a tantos y tan graves  “líos”  a afrontar, como los que le esperaban al acceder a la cátedra de San Pedro .

Hasta hubiera sido posible imaginar los que su “Motu Proprio sobre el Opus”. Generaría, llegado el tiempo de su redacción y articulación en su "Ad charisma tuendum",  tal y como está ya ocurriendo y con la plena seguridad de acrecentarse  de forma impensable  el “día de mañana y sea otro papa  quien  la aplique con todas sus consecuencias y “fiel” y sensata  administración de “la letra pequeña”.


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Pero los “líos” en los que el papa Francisco no llegaría seguramente a pensar, según el criterios de muchos expertos “profetas curiales “ fueron y son  los que llevan el sello  de su decisión  pontificia de   la beatificación ya próxima del “brevísimo” Albino Luciani, el humilde veneciano “papa de  la sonrisa “ y poco  -nada- amigo de Marcinkus,  por más señas arzobispo, devoto de operaciones y cuentas bancarias,  posiblemente , en su día,“cardenal in péctore”, por obra y gracia de Juan Pablo II

La creencia de que la muerte de Albino Luciani “se debió a causas naturales” , tal y como destacara a su tiempo  la Nota Oficial, con datos y señales   plagados de constatadas mentiras , son muy pocos , por fieles y  devotos que sean,  quienes le presten el grado mínimo de fiabilidad  que demandan informaciones de tal gravedad , contenido, envergadura  y alcance, no solo en la historia eclesiástica sino en la universal. Las investigaciones, nuevas aportaciones y libros de divulgación que vean la luz durante el proceso de beatificación- canonización de Albino Luciani, contribuirán a la clarificación de algunos “misterios” con los que pretendieron ocultar o desvirtuar la realidad de los hechos.

¿Y qué tiene que ver en todos estos procesos, lo del “¡Santo, súbito!” aplicado y adscrito substantivamente   a su sucesor el papa Juan Pablo II? Entre otras cosas y muy singularmente, el hecho de que fue su sucesor en la sede de Roma, dando al menos  la impresión de creer  al pie de la letra y como “palabra de Dios”,  la versión oficial vaticana  y además ni siquiera iniciar  gestión alguna para que se  descubriera la verdad  de hechos tan insólitos  y misteriosos , de los que tendrían constancia  quienes se relacionaron  con Luciani  en las últimas horas  de su vida y primeras de su muerte.

La relación de Juan Pablo II con el hecho de la muerte de su inmediato antecesor, para muchos se detecta y determina  en el “¡santo, súbito!” , programado, que no espontáneo, aplicado a Woytila a su muerte , con milagros o sin ellos, , sin tener en cuenta  los plazos de tiempo establecidos , con otras arbitrariedades , canónicas o extra canónicas , que proporcionan elementos de juicio dignos de estudio, de consideración , de oración y de respeto  para cuantos se sienten de verdad religiosos y personas pensantes, responsables  de cuanto se les adoctrina y evangeliza.  La misma coincidencia forzada de la ceremonia de la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, invita a pensar en posibles estrategias curiales dignas de corrección y de penitencia.


Escrivá

En unos tiempos -siempre los hubo en la Iglesia- , en los que difícilmente  las canonizaciones -, por cierto, ¿cuánto cuesta un santo?- , las mafias -también las eclesiásticas—les facilitaron a  algunos –“ex nóbile familia natus”- , a fundadores ,o miembros de Órdenes Religiosas , la  posibilidad del ascenso “al honor de los altares”, tal y como rezan los devocionarios .Una prueba más de la necesidad de reforma que demanda el Santoral-Año Cristiano, de tanta incidencia en el cultivo y  expresión de la llamada “religiosidad popular”, en ocasiones con razón, criticada por muchos..

El diccionario de la RAE no registra aún el término “descanonización”, aunque en la historia eclesiástica se dieron casos diversos.  ¿Resultaría inviable, escandaloso y anticristiano el hecho de que, estudiadas “las vidas y milagros” de santos canonizados en tiempos presentes, el verbo “DESCANONIZAR” llegara a ser declinado también, con sumo respeto, religiosidad y en beneficio del “Pueblo Santo de Dios”, por encima de todo y de todos?

RD

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