Jesús vivió un estilo de vida diferente. Quien quiere seguirlo con sinceridad se siente invitado a vivir de manera nueva y revolucionaria, en contradicción con el modo «normal» de comportarse que observamos a nuestro alrededor.
¿Cómo no sentirnos desconcertados e interpelados cuando escuchamos palabras como estas? «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, porque corresponderán invitándote y quedarás pagado… Cuando des un banquete, invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos. Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».
Se nos invita a actuar desde una actitud de gratuidad y de atención al pobre, que no es habitual. Se nos llama a compartir sin seguir la lógica de quienes buscan siempre cobrar las deudas, aun a costa de humillar a ese pobre que siempre está en deuda con todos.
Jesús piensa en unas relaciones humanas basadas en un nuevo espíritu de libertad, gratuidad y amor fraterno. Un espíritu que está en contradicción con el comportamiento normal dentro del sistema, que siempre termina abandonando a los más indefensos.
Los seguidores de Jesús hemos de sentirnos llamados a prolongar su estilo de vivir, aunque sea con gestos muy modestos y humildes. Esta es nuestra misión: introducir en la historia ese espíritu nuevo de Jesús; contradecir la lógica de la codicia y la acumulación egoísta. No lograremos cambios espectaculares, y menos de manera inmediata. Pero con nuestra actuación solidaria, gratuita y fraterna criticaremos el comportamiento egoísta como algo indigno de una convivencia sana.
El que sigue de cerca a Jesús sabe que su actuación resulta absurda, incómoda e intolerable para la «lógica» de la mayoría. Pero sabe también que con sus pequeños gestos está apuntando a la salvación definitiva del ser humano.
José Antonio Pagola
Grupos de Jesús
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