Sunday, February 25, 2007

Una historia en Cuaresma: El legionario retorna a Bissora




En su entorno lo consideran un loco porque emprendió el camino de vuelta. Él, sumujer y sus dos hijas viven ahora con menos de un euro al día en medio de la selva, pero Brahima no quiere volver a España.
Ha fundado una cooperativa con la que pretende crear empleo y evitar el éxodo de jóvenes a Europa que lastra la economía local.

Brahima Sanha, un agricultor de Bissora, al norte de Guinea-Bissau, salió de su casa en septiembre de 1983. Cruzó Gambia y Senegal para llegar a Nuadibú(Mauritania), desde donde pretendía coger un avión a Canarias. Trabajó como cocinero en un barco para pagar el billete, pero cuando consiguió reunir el dinero, endurecieron las condiciones de entrada en España.
Así que se coló como polizón en un carguero español con destino a Las Palmas. "Hicimos el viaje en la sala de máquinas. Fue terrible porque se nos acabó la comida y tuvimos que beber agua de mar", recuerda.
Un compatriota le prestó dinero para dar el salto a la Península. En mayo de1985 aterrizó en el aeropuerto de El Prat junto a otros tres paisanos y comenzaron a buscar empleo. "Comimos durante meses los cuatro con el sueldo de dos; así que fuimos a la Comandancia de Barcelona para alistarnos". De ahí a Ronda (Málaga) para iniciar la instrucción y a finales de julio juró bandera, como muestra la foto que todavía conserva.
En Melilla conoció a su gran amigo, Félix Pérez Oñate, de El Herrumblar(Cuenca), coincidió con el guineano durante la mili. Visitando el pueblo de su compañero soñó con volver a su país y fundar una explotación agrícola. "Estaba convencido de que podría salir adelante; de que, más tarde o más temprano, esta zona se desarrollaría", dice Brahima en la puerta de su choza.

20 años más tarde, Brahima escribió a Radio Exterior de España para pedirles que buscaran a su compañero. Su madre, Modesta, escuchó el programa y ambos amigosse volvieron a cartear. Félix no ha dejado desde entonces de enviarle maquinaria a Guinea: primero un molino de uva, después una motosierra con la que taló los árboles de sus ocho hectáreas de selva y que ahora se ha estropeado. "Si tuviera una bomba de gasóleo para regar los plátanos, un pequeño tractor y un motocultor, podría dar trabajo a más de 100 personas", asegura Brahima.
"El problema es que enviarle las cosas me cuesta más que comprarlas", explica Félix desde Valencia, donde vive. "He buscado bombas, pero funcionan con electricidad, así que habría que comprar antes un generador".
Mientras, Brahima vive en la miseria. En uno de sus cuartos guarda las tres toneladas de anacardo que cosechó el año pasado. "Nos dan siete céntimos por kilo pero en Europa llega a costar 15 euros", dice. Su orgullo, por ahora, pesa más que su necesidad. Se niega a venderlo

.El País, 1 de octubre de 2006

Ampliando miras:
LA DIGNIDAD SE DA POR SUPUESTA

De todos los emigrantes que llegan a nuestra tierra pocos tienen la ocasión y, seguramente, el valor de volver a su tierra a dar trabajo a sus compatriotas, evitando así el éxodo de nuevos jóvenes a Europa.

Pocos agricultores de GuineaBissau han podido hacer por ellos mismos la comparación entre los 15 euros que llega a costar el kilo de anacardos en Europa y los siete céntimos que se pagan a pie de plantación. No es de extrañar que, en su caso, se niegue a venderlos:“su orgullo, por ahora, pesa más que su necesidad”.
¿Por cuánto tiempo más semantendrá firme esa dignidad?

Gesto para hoy:

Tómate tranquilamente un aperitivo esta mañana de domingo, pero procura que todo sea de comercio justo. De esa manera colaboras para que productores como Brahima puedan mantener su dignidad.


Oración:

Danos, Señor, imaginación y creatividad

para poner inteligentemente nuestros recursos

al servicio de los empobrecidos

y así ellos puedan trabajar adecuadamente

en su propio desarrollo.

Amén.


Fuente: Agora Marianista


Más información de Guinea Bissau, aquí

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