Friday, February 09, 2007

De vacaciones por unos días




Nos estamos yendo de vacaciones por unos días y los dejamos con una reflexión de nuestro amigo Tony Mifsud SJ.
Aprovechamos de agradecer a quienes nos han entregado sus opiniones y comentarios, los que hemos valorado y nos lleva a seguir entregando este servicio.
Roberto y Ruth
Reposar el alma

Es el tiempo de los calores pero también de las vacaciones. Uno va menos acelerado y parece que vuelve a ser el dueño de su tiempo. ¡En estos días uno tiene el lujo de perder tiempo! Así se comprende lo que significa calidad de vida porque se alcanza a hacer todo y también encuentra tiempo para estar con aquellos que son significativos en su vida.

El verano puede ser una pérdida de tiempo, un no hacer nada, un puro ocio. Pero también, por el contrario, puede ser un momento para retomar las riendas de la propia vida. Al desacelerarse, uno se da cuenta de lo que es realmente importante, lo que da sentido a la propia vida. La interracción con otras personas trasciende el ámbito laboral y se saborea de nuevo la calidez de la amistad y el cariño gratuito de la familia.

Es el momento de preguntarse si uno trabaja para vivir o si vive para trabajar. Es una etapa para reconocer si uno ha regalado calidad de tiempo a sus seres queridos. Es el tiempo para descubrir lo que realmente es esencial en la vida de uno.

Además, constituye un tiempo privilegiado para recuperar los pequeños detalles de la vida, detalles que la hacen agradable para uno y para los demás. ¿Cuándo fue la última vez que se dijo "gracias"? ¿Se perdió él "por favor"? ¿Se han tomado por supuesto las frases tan importantes en nuestras vidas, como él "te quiero" o el "bien hecho" para reconocer el esfuerzo del otro? Estas palabras reflejan la profundidad del alma, un estilo de vida, y, por el contrario, su ausencia denota monotonía, prepotencia, egocentrismo, en fin, demuestran falta de calidad humana.
Por último, el tiempo de vacaciones es una ocasión privilegiada para humanizarse. Uno encuentra tiempo para los detalles en la vida; para recuperar la riqueza de la gratuidad; para valorar el tiempo como un "estar con", en vez de considerar su estimación económica.

Así, las vacaciones no son un lujo sino una necesidad humana. El descanso no es signo de debilidad sino expresión de humanidad. Hoy por hoy, inmersos como estamos en la carrera desenfrenada de lo cotidiano, aprender a descansar resulta fundamental. En el descanso uno toma distancia de la carrera y de la competencia, para re-pensar el sentido y la meta de la propia carrera en la vida.

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