Los gumuz, una de las etnias de Etiopía, están muy orgullosos de su cultura, que se ha mantenido intacta a lo largo de los siglos. Tradicionalmente, eran cazadores-recolectores. Vivían de la caza de animales salvajes, de la pesca en los ríos que abundan en la región, de la recogida de miel, frutos silvestres, raíces y hojas. Actualmente, se dedican a la agricultura, con unos métodos bastantes rudimentarios: ni siquiera recurren al buey para tirar del arado, como es común en todo el territorio etíope. Practican el cultivo alterno, un año sí y otro no, para que la tierra no se agote. La cría de ganado es rara. Sus animales domésticos son algunas gallinas, las cabras y unas cuantas ovejas.
Los gumuz practican la religión tradicional. Creen en un Dios creador de todo lo que existe y que tiene poderes curativos, al cual le ofrecen sacrificios para obtener sus favores. Es un Dios distante, que cuando se enoja les puede castigar con la muerte, causada por enfermedades o por catástrofes naturales. Por eso, le ofrecen la sangre de animales sacrificados, gallinas, cabras, ovejas y, a veces, una vaca.
También creen en espíritus mediadores que les ayudan en las diversas situaciones de la vida. Esos espíritus pueden ser la lluvia, el río, el grano, los árboles, el cielo, la tierra, el algodón, el granizo, el fuego, la hierba y hasta la canción. Hay personas que también actúan como espíritus mediadores. Uno se llama etteyegidea, el cual, una vez al año, reza y organiza el ritual más importante. Otro es gafia, normalmente una mujer que hace de médico; recurre a la medicina tradicional y a hierbas medicinales. Gola goza de un estatus mas elevado; es una especie de profeta local, capaz de comunicarse con los diferentes espíritus y con la divinidad. Es consultado, sobre todo, en casos de muerte y mal de ojo.
El contacto muy estrecho que tenemos [las misioneras] con los gumuz nos permite comprobar que tienen valores muy profundos, coincidentes con los del Evangelio. Son de una gran honestidad, candor y simplicidad, en contacto muy íntimo con la naturaleza. Aunque en su cultura tradicional también hay contravalores: los conflictos entre clanes causan frecuentemente víctimas mortales, que a su vez dan origen a una venganza feroz.
Sin embargo, son conscientes de que esto no está bien. De hecho, tienen una historia muy parecida a la cristiana para explicar el origen del mal y del pecado. Creen que, en el principio, había un árbol que alcanzaba el cielo y de servir de medio de comunicación entre el cielo y la tierra Entonces estaba al alcance de todos subir al cielo, encontrarse con Dios y volver a la tierra siempre que quisieran. Un día había cerveza kea en el cielo y todos fueron invitados a beber. Todos, menos una mujer que tenía una herida en una pierna. Estaba tan infectada que olía mal y el resto de la comunidad no permitió que subiera. La mujer se irritó de tal modo que, cuando estaban allá arriba de fiesta, cortó el árbol. Al intentar volver a tierra, el pueblo cayó en el vacío.
Hna. Francisca Bolaños, Mundo Negro, abril-mayo de 2006
Ampliando miras: DESTELLOS DE LA VERDAD
La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. (…)
Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen.
(Concilio Vaticano II. Declaración NOSTRA AETATE, 2)
Gesto para hoy:
Dedica unos momentos a una persona distinta a ti en su ideología o religión, escúchala con respeto, tratando de reconocer los valores (aunque distintos) que hay en su postura.
Oración:
Oración:
Danos, Señor, una mirada penetrante,
un espíritu abierto y un corazón universal
para ser capaces de descubrir
en otras culturas y religiones las semillas del Reino
que tu Hijo Jesús sembró en nuestro mundo.
Amén.
Si quieres conocer más de Etiopía, ver aquí
Fuente: Ágora Marianista
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