Sunday, July 13, 2008

Críticas a los católicos por la Jornada Mundial de la Juventud


Este universo mediático de la red que nos permite interactuar unos con otros en tiempo prácticamente real, también tiene su inconveniente. No nos deja meditar y reflexionar con detenimiento. De modo que respondemos sin reflexionar previamente, lo hacemos de modo precipitado, como en una conversación. Y todo el mundo no tiene la misma capacidad de reflejos. Sin que esto suponga ningún desprecio a quienes se toman más tiempo para responder a una cuestión. No es más importante responder cuanto antes, sino responder con acierto. Y desde luego, cuesta acostumbrarse al medio.



El caso es que ayer descubrí unos comentarios de manual, de esos que se leen o escuchan cada vez que el Papa acomete un viaje para presenciar cualquier evento. Que esta Jornada de la Juventud se realice en el Continente Austral, supone un esfuerzo económico y personal para movilizar a jóvenes de todo el mundo, con el único objetivo de estar unos días junto al Papa. Y surgen los mismos reproches de siempre: ¿No sería mejor destinar ese dinero a los pobres?.



Si se fijan, casi son las mismas palabras que Judas utiliza en el Evangelio ante Jesús cuando ve derramar un rico perfume sobre sus pies(Jn, 12:3). Medimos todo en valores económicos. Pero la fe tiene otra medida. Yo viví el Encuentro Mundial de las Familias preguntándome cómo era posible movilizar a tanta gente diferente y concentrarla para escuchar al Papa, para compartir con los demás hermanos experiencias de comunión y oración.



Por eso me molesta que se critique de modo superficial a los jóvenes que van a experimentar un acontecimiento que les marcará con un antes y un después. Seguro que entre ellos habrá quienes no merezca estar allí, porque les han regalado el viaje como fin de curso. Pero hay muchos que llevan organizando los preparativos durante largos años, confeccionando camisetas, organizando mercadillos, vendiendo lotería, ¡qué sé yo!. ¿Y vamos a reprochar que decidan gastar un dinero ganado con su sudor, para compartir con el resto de jóvenes católicos la fe que profesan?.



Dejen que les explique que a mí me molestan las multitudes, la masificación me espanta. Debo ser de las pocas que espera unos días antes de acudir a las rebajas. No asistiría a ningún concierto masificado, ni aunque me reglasen la entrada. Sin embargo empiezo a entender la importancia de estos acontecimientos. Y creo que merece la pena darlos a conocer por lo que son, no por lo que aparentan ser. Por eso si encuentro un vídeo que valga la pena lo colgaré de este blog, como homenaje a esos miles de jóvenes que están haciendo un camino de oración y de fe, previo al encuentro con el Santo Padre.


Carmen Bellver
Del blog "Diálogo sin fronteras"
El periodista Digital


Cierto que cuando se retransmiten las imágenes, todo es muy mediático e incluso tan fastuoso, que hiere la vista a poco que la gires en dirección a esa parte del globo donde se dejan la piel por salir de la miseria y saltar el charco hacia el Continente de “leche y miel”. Pero hoy nuestro evangelio precisamente nos habla de que la semilla tiene que caer en tierra buena para crecer. Esa juventud quedará marcada por esta experiencia y estoy segura que de ella sacarán fuerzas para dar lo mejor de sí mismos.






Así que mejor no subestimar el esfuerzo de tantas parroquias y centros religiosos que han trabajado para enviar a sus jóvenes a este encuentro. No subestimemos tampoco a la ciudad que gastará millones por recibir a una multitud que no tiene otro objeto que rezar y compartir entre hermanos en la fe, sin distinción de ningún tipo.






Demos gracias a Dios que en un mundo secularizado, se pueda reunir tanta gente para un acontecimiento religioso. Ningún otro credo ha sido capaz de esta proeza. Deberíamos estar orgullosos y ser capaces de dar gracias por esos miles de jóvenes que tienen fe y la testimonian. Otros lo harán de otro modo, más modesto, más silencioso, también es verdad. Pero no somos nosotros quienes debemos decir quienes ocuparán los primeros puestos en el banquete celestial. Feliz día del Señor.

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