Saturday, July 19, 2008

JMJ SYDNEY 2008 - Desde el cenáculo de Sídney (22) por Jesús de las Heras Muela


EL CENÁCULO SE HA HECHO CAMINO, FIESTA, NOCHE Y LUZ



La JMJ Sídney 2008 se traslada al hipódromo de Sándwich para las celebraciones de la vigilia y de la Eucaristía de clausura


El cenáculo de Sídney se ha hecho desde la mañana de este sábado 19 de julio camino, fiesta, noche, luz, escucha, plegaria y espera.


A partir de las nueve de la mañana los varios cientos de miles de jóvenes peregrinos han emprendido a pie su camino desde la ciudad hasta el hipódromo de Sándwich, distante una quincena de kilómetros. La Opera House, el Dirling Harbour, la Villa Olímpica, el entorno de la catedral y los otros epicentros durante estos días de la XXIII JMJ asistían un ordenado, alegre y bullicioso éxodo de los muchachos, bien pertrechos de sus banderas, guitarras, bolsas, mochillas, sacos de dormir y demás enseres. Era la imagen multicolor de una Iglesia joven y peregrina, de una Iglesia en camino, de una Iglesia en la búsqueda y en la espera de un nuevo Pentecostés.


Una vez llegados a Rancwick con el mediodía o las primeras de la tarde e instalados en el campamento de campamentos, la fiesta empezó a caldear la espera mientras, de nuevo, el atardecer se cernía sobre el horizonte, eso sí, lejos ya de la bahía y del muelle, pero siempre en tierra firme y de promisión.


Bajo la luz de las estrellas y en el fuego del Espíritu

Entre las siete y las nueve de la tarde, ya en anochecida, con el firmamento cerrado en el que luna a veces palidecía entre las nubes y mientras bajaba la temperatura y se caldean los ánimos, se desarrollaba la vigilia de la XXIII JMJ Sídney 2008.


Es quizás el momento preferido de los jóvenes, pues en ella –en la vigilia- se alternaban la animación, la danza, la música, el canto, el testimonio, la palabra, la plegaria y la adoración. Lejos ya de la gran ciudad, desaparecen sus reclamos, se estrecha la convivencia y se percibe esa condición humana y peregrina de estar a la intemperie.


Pasadas las 18,30 horas, la presencia del Papa era detectada fácilmente por el sonido y el resplandor del helicóptero que lo portaba mientas crecía el entusiasmo de los jóvenes.


Y comenzaba la vigilia, una vigilia que ha resultado sobria, elegante, serena y digna. El escenario, todo él decorado en rojo intenso –color y símbolo del Espíritu Santo- estaba además provisto y previsto para ser un magnífico plató de televisión. Las JMJ son una extraordinaria evangelización multimedia, un extraordinario esfuerzo que se pretende transmitir para todos los públicos, con todos los medios y para entre a través de todos los sentidos y caminos posibles.


El rito y ritmo celebrativos de la vigilia se dividía en cuatro partes, todas ellas unidas por el fervor y el cántico incesante de la estrofa –“Aleluya”- del himno de esta XXIII JMJ Sídney 2008. La entrada de la luz y entronización del cirio pascual al compás que los jóvenes encendían también sus candelas, la bienvenida al Santo Padre, la presentación de los siete dones del Espíritu Santo y de los patrones de la JMJ 2008 y los testimonios de media docena de peregrinos procedentes de Chile, China, Sri Lanka, Serbia, Alemania y una de las islas francófonas de Oceanía precedía al discurso papal –catequesis mejor de alta teología, explicada de la mano de San Agustín, su maestro, como solo saber este magnífico Papa de la Palabra, el Papa teólogo y catequista Benedicto XVI- y a la posterior presentación de los veinticuatro jóvenes de todo el mundo que mañana serán confirmados. Con la adoración al Santísimo Sacramento –mostrado en una gigantesca y hermosa custodia, flanqueada por dos bellísimos centros de flores- completaban la vigilia, que, tras la marcha del Papa, daba paso al rezo de un rosario internacional y al canto de la Salve Regina.


La noche cerrada, plegada de luces de campaña en esta improvisada ciudad de los jóvenes-ciudad de la esperanza del hipódromo de Randwich, será mañana abierta y rociada, tras el alba, con el rezo de los Laudes y la nueva espera para la solemne Eucaristía de clausura de la XXIII JMJ Sídney 2008.


Y la noche, que ya hoy se hacía luz del alma, estallará mañana en luz plena, en aurora de salvación y de esperanza, en continuado y prolongado cenáculo en espera e invocación de un nuevo Pentecostés para toda la humanidad


Ecclesia Digital

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