Saturday, July 19, 2008

Los escándalos que persiguen al Papa


La Jornada Mundial de la Juventud en Sydney se clausura el domingo, y como no podía ser de otro modo a la Iglesia y a Benedicto XVI, en todos sus actos multitudinarios les acompañan las víctimas de la peredastia, los homosexuales y los condones repartidos a discreción y gratuitamente en señal de protesta.

Tengo un amigo virtual víctima de unos abusos que sigue sangrando por su herida, como no puede ser de otro modo. Reclama tolerancia cero y sobre todo que la Iglesia no esconda bajo sus arcos a los abusadores, sino que les entregue a la justicia. Estos actos no son exclusivos de sacerdotes, pero desgraciadamente afectan y mucho a toda la Iglesia y repercuten en su imagen. No seré yo quien justifique a ningún pederasta pero si quiero hacer hincapié en que este siglo XXI es mediático y resulta bastante fácil montar un escándalo y buscar compensaciones económicas.

La Iglesia nunca, bajo ningún concepto, debe indemnizar a las víctimas sin que estas pasen por la justicia civil. Esa es mi opinión, cubrir las espaldas de la Institución con billetes es una villanía, y al parecer algún obispo ha caído en esa trampa. Pues que quede claro en el futuro porque el daño moral no se paga exclusivamente con dinero. Pero no seamos tan ingenuos como para creer la primera denuncia que se presente, porque ya sabemos que aquí podría entrar muy bien la picaresca, ya se dan casos de absurdas denuncias que sólo buscan su interés y hacer daño a la Iglesia.

Pues todo esto sería mucho más fácil si de una vez por todas se tomasen medidas canónicas y además se sometiese a la justicia civil a todo pederasta. Esa es la línea emprendida por Benedicto XVI tanto en EEUU como Australia. Por otro lado parece que en este siglo de libertad sexual y promiscuidad bendecida por el pensamiento políticamente correcto, la Iglesia se ha convertido en la bestia negra para quienes desean legitimar todo tipo de uniones y considerarlas matrimonio. De modo que un cristiano creyente y homosexual podría muy bien decidir hacerse anglicano, sin embargo exige que se revise la moral del Magisterio de la Iglesia para que se adecue a sus peculiaridades.

Estos y otros temas persiguen a Benedicto XVI allá donde va, como ya lo hicieran con Juan Pablo II en su largo pontificado. Sucede otro tanto con las abortistas, es obvio que la Iglesia nunca va a admitir al aborto por mucho que exista un grupo denominado “católicas por el derecho a decidir”. Ya pueden decidir lo que quieran que a los ojos de la Iglesia el aborto es un crimen, pueden manifestarse en contra de Benedicto XVI, pero sería más sencillo que solicitasen su admisión en cualquier confesión que acepte su supuesto “derecho”. Porque ya hemos hablado largamente que el “derecho a la vida” es el primero y más elemental de los derechos humanos. Y que en este país es un delito atentar contra el feto, por ello la actual ley del aborto sólo despenalizada el delito en tres supuestos, con los resultados que todos conocemos.

Siguiendo la estela de rumores que acompañan a este viaje del Santo Padre, hoy El País quiere desmerecer el acto y apunta a que todos los participantes provienen del camino neocatumenal. Pues eso es simplificar mucho el tema, aunque sean numerosos los participantes del camino, es obvio que han venido de todos los Continentes y de numerosas organizaciones, colegios y parroquias. Lo que fastidia es que la Iglesia siga consiguiendo un poder de convocatoria que hasta la fecha nadie ha superado. Eso hay que leerlo con los ojos de la fe y no reducirlo a mero análisis sociológico.

Pero bueno, mentirán una vez más sobre las noches de juerga nocturna que estos jóvenes han protagonizado en Australia, y de haber algún caso, intentarán remarcar que esto ha sido la tónica dominante. Aunque lo cierto es que muchos jóvenes con fe infantil se habrán encontrado con la mejor experiencia religiosa de su vida. Habrán vivido la fraternidad cristiana durante unos días intensos e inolvidables que quedarán grabados en su memoria.

Por mucho que los medios se empeñen en destacar los errores de algunos miembros de la Iglesia, antes que leer los discursos llenos de esperanza y propuestas interesantes, el Espíritu sigue soplando dentro de la Iglesia y se manifiesta en todas direcciones. Nosotros sólo tenemos que estar a la escucha.
Carmen Bellver
Del blog "Diálogo sin fronteras"
El periodista Digital

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