Hoy 4 de julio, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo del BEATO PEDRO JORGE FRASSATI, en el aniversario de su santa muerte ocurrida en un día como hoy de 1925 en Torino, Italia, a la edad de 24 años. Oriundo de esta ciudad en 1901, fue miembro activo de diversos movimientos laicales. En 1990 el Papa Juan Pablo II le proclamó Beato. Unidos, pues, a los jóvenes que hacen de su juventud un servicio a los demás,celebremos con gran gozo su fiesta.
Meditación
QUERIDO JORGE: recordar tu vida es ver al joven de temperamento alegre, extrovertido, ardiente, que quiso entregar todas sus capacidades a la Iglesia por amor a Cristo. Tu padre fue senador de la república en Italia y fundador del conocido diario italiano "La Stampa". Invitado por los Padres Jesuitas, ingresas al Apostolado de la Oración en donde aprendes muchas de las cosas que animarán tu vida y santidad. Aquí aprendes a enseñar a otros jóvenes con el ejemplo de tu vida. Formas parte de muchas otras organizaciones juveniles: la Congregación Mariana, la Compañía del Santísimo Sacramento, la Federación Universitaria Católica, los Jóvenes Universitarios de la adoración nocturna, los jóvenes operarios, los Soldados de María de la juventud católica. En fín, dónde no estabas! En la Conferencia de San Vicente de Paúl das muestras de tu gran capacidad para dar y acompañar a los más necesitados. Fue precisamente, visitando las casas de los enfermos pobres, cuando caes contagiado de la poliomielitis, que te llevó a tu joven encuentro con tu creador a quien habías aprendido a amarlo tanto. Te gustaba cantar, animar fiestas juveniles, escalar montañas, intervenir en política. Gustos que hacen de ti un modelo de santo para los jóvenes. Defiendes con ardor la libertad democrática en contra de la dictadura fascista y representas a la izquierda en el partido Popular Italiano. Fuiste arrestado junto con un grupo de amigos por razones de partido, y durante el congreso de la juventud católica, fuiste víctima de una seria agresión fascista. Pero, cuando recién acabas de recibir tu grado de Ingeniero mecánico, te sorprendió la muerte. La ciudad entera lloró. El día de tu beatificación en la Basílica de San Pedro, ante una plaza llena de gente, se leyó esta carta tuya: "En mis luchas internas me he preguntado con frecuencia ¿Por qué tengo que estar triste? ¿Tendré que sufrir y soportar con amargura este sacrificio? ¿Tal vez es que he perdido la fe? No, gracias a Dios, mi fe esta todavía bastante sólida Todo sacrificio es poco por ella, ya que como católicos tenemos un amor que supera a cualquier otro, el cual profesamos a Dios que es inmensamente bello como bella es nuestra religión!
Radio Vaticano
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