Para que los cristianos contribuyan a aliviar el sufrimiento físico y espiritual de los enfermos
de SIDA, especialmente en los países más pobres.
Cristo, esperanza de África
3. Por lo que respecta al drama del sida, ya he subrayado en otras circunstancias que se presenta
también como una "patología del espíritu". Para combatirla de modo responsable, es preciso
aumentar su prevención mediante la educación en el respeto del valor sagrado de la vida y la formación en la práctica correcta de la sexualidad. En efecto, aunque son numerosas las infecciones que se transmiten por contagio a través de la sangre especialmente durante la gestación -infecciones que hay que combatir con todo empeño-, mucho más numerosas son las que se producen por vía sexual, y que pueden evitarse sobre todo con una conducta responsable y la observancia de la virtud de la castidad.
Los obispos que participaron en el mencionado Sínodo para África de 1994, refiriéndose al influjo que los comportamientos sexuales irresponsables tienen en la difusión de la enfermedad, formularon una recomendación que quisiera volver a proponer aquí: "El afecto, la alegría, la felicidad y la paz que proporcionan el matrimonio cristiano y la fidelidad, así como la seguridad que da la castidad, deben ser siempre presentados a los fieles, sobre todo a los jóvenes" (ib., 116).
4. En la lucha contra el sida todos deben sentirse implicados. Corresponde a los gobernantes y a las autoridades civiles proporcionar, sobre este tema, informaciones claras y correctas al servicio de los ciudadanos, así como dedicar recursos suficientes a la educación de los jóvenes y al cuidado de la salud.
Aliento a los organismos internacionales a promover, en este campo, iniciativas inspiradas en la sabiduría y en la solidaridad, buscando siempre defender la dignidad humana y tutelar el derecho inviolable a la vida.
Merecen nuestra felicitación las industrias farmacéuticas que se comprometen a mantener bajos los precios de los medicamentos necesarios para la curación del sida. Ciertamente, hacen falta recursos económicos para la investigación científica en el campo sanitario, y también resultan necesarios otros recursos para comercializar los medicamentos descubiertos, pero ante emergencias como la del sida, la salvaguardia de la vida humana debe anteponerse a cualquier otra valoración.
A los agentes pastorales les pido que "ofrezcan a los hermanos y hermanas afectados por el sida todo el alivio posible, moral y espiritual. A los hombres de ciencia y a los responsables políticos de todo el mundo suplico con viva insistencia que, movidos por el amor y el respeto que se deben a toda persona humana, no escatimen medios capaces de poner fin a este azote" (ib.).
En particular, quisiera recordar aquí con admiración a los numerosos profesionales de la salud, a los asistentes religiosos y a los voluntarios que, como buenos samaritanos, gastan su vida junto a las víctimas del sida y cuidan de sus familiares. A este propósito, es valioso el servicio que prestan miles de instituciones sanitarias católicas socorriendo, a veces de modo heroico, a cuantos en África están afectados por todo tipo de enfermedades, especialmente el sida, la malaria y la tuberculosis.
Durante los últimos años he podido constatar que mis exhortaciones en favor de las víctimas del sida no han sido vanas. He comprobado con satisfacción que diversos países e instituciones han sostenido, coordinando los esfuerzos, campañas concretas de prevención y asistencia a los enfermos.[…]
María santísima nos ofrece una anticipación elocuente de esta realidad escatológica, especialmente a través de los misterios de su Inmaculada Concepción y de su Asunción al cielo. En ella, concebida sin ninguna sombra de pecado, es total la disponibilidad tanto a la voluntad divina como al servicio de los hombres, y, en consecuencia, es plena la armonía profunda de la que brota la alegría.
Por tanto, con razón nos dirigimos a ella invocándola como "Causa de nuestra alegría". La alegría que nos da la Virgen es una alegría que permanece incluso en medio de las pruebas. Sin embargo, pensando en el África dotada de inmensos recursos humanos, culturales y religiosos, pero afligida también por indecibles sufrimientos, aflora espontáneamente a los labios una ferviente oración:
María, Virgen Inmaculada,
Mujer del dolor y de la esperanza,
sé benigna con toda persona que sufre
y obtén a cada uno la plenitud de vida.
Dirige tu mirada materna
especialmente hacia los que en África
se encuentran más necesitados,
al estar afectados por el sida
o por alguna otra enfermedad mortal.
Mira a las madres que lloran por sus hijos;
mira a los abuelos que carecen
de suficientes recursos
para sostener a sus nietos
que han quedado huérfanos.
Abraza a todos con tu corazón de Madre.
Reina de África y del mundo entero,
Virgen santísima, ruega por nosotros.
JUAN PABLO II
MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO DEL AÑO 2005
8 de septiembre de 2004
© Copyright 2004 - Libreria Editrice Vaticana
COMENTARIO PASTORAL
Actualmente el World Resources Report toma en cuenta el porcentaje de gente con SIDA como una pista para estimar el crecimiento futuro social y económico de las naciones. Esa Agencia provee datos en colaboración con el Banco Mundial, el PNUD, el programa de medio ambiente de la ONU y el World Resources Institute. En el estado actual del SIDA, la pandemia se ha vuelto una enfermedad crónica para la humanidad. Una vez contagiados, el VIH y el SIDA no se pueden curar. Nos acompañan mientras dure la vida. Ciertamente el uso de drogas anti-retrovirales con su "efecto Lázaro" ha sido efectivo en reducir la actividad e influencia del VIH en el cuerpo mientras se sigan tomando. Lamentablemente ahora surge una serie de preguntas sobre sus posibles efectos secundarios, el peligro de la resistencia y un optimismo injustificado. En cuanto a su costo, es imposible para los países más pobres.
Corazón, espíritu mente y alma son una sola realidad con el cuerpo de los hombres y mujeres infectados y afectados por el SIDA. El corazón se alegra cuando el enfermo experimenta alivio del dolor físico. Con apoyo de donantes de los países más ricos, los cristianos en los países más pobres inesperadamente logran organizarse para atender a sus prójimos con SIDA. Lo hacen en pequeños Centros y comunidades cristianas. Cuando en nombre del perdón y la reconciliación se provee asistencia médica a los enfermos de SIDA, es Cristo quien se hace presente. Paz, caridad, bienestar y perdón son algunos de los nuevos valores del Reino que Él vino a proclamar. Los cristianos confían en Cristo y lo ven como Aquel que escucha al Padre y también las necesidades, esperanzas, gozos, angustias y dolores de los que redimió.
(Is 50, 4-5)
Dice el refrán: "un gramo de prevención vale por un kilo de curación". Junto con atender a los enfermos hay que tomar medidas preventivas para mantener lejos el contagio. El fundamento para enfrentar la pandemia es la educación. Crecen las pruebas y evidencias que es lo que más protege del contagio.
Mientras más entreguemos la necesaria educación, menos SIDA. El Congreso Internacional del SIDA comenzó su Sesión 18a en Viena el 18th de Julio del 2010. Se habló con énfasis de métodos innovadores para detener el VIH, que de hecho son más económicos. En su informe final, la organización afirma que los jóvenes están prontos para ser agentes de cambio en la revolución preventiva.
Thuadingoma Antoine, S.J. (Nairobi, Kenya)
De AJAN, la red jesuita para HIV/SIDA en Africa
PREGUNTAS PARA UNA REFLEXION INDIVIDUAL O EN GRUPO
¿Hay semejanza entre la situación actual de los enfermos de HIV/SIDA y los leprosos de tiempos de Jesús? ¿Cómo son tratados en nuestra sociedad y cuál sería la actitud de Jesús hacia ellos si estuviera aquí?
¿En qué ha cambiado nuestra percepción y la percepción social de la enfermedad y de los enfermos de HIV/SIDA, en la medida que hemos tenido más información?
¿Realizamos o podríamos realizar algún servicio concreto por aliviar el dolor de estos u otros enfermos?
TEXTOS BIBLICOS PARA LA CELEBRACION
2Re 5,1-14 Eliseo sana a Naaman, el leproso
Hch 3,1-10 La iglesia al servicio de los enfermos
Mt 8,1-4 Jesús sana a un leproso
No comments:
Post a Comment