Friday, July 15, 2011

Una JMJ para remover la Iglesia y la sociedad



‘Encuentros Vida Nueva’ reúne a destacadas personalidades en torno al evento de Madrid


FRAN OTERO. Fotos: SERGIO CUESTA | Reflexionar, debatir, disentir, soñar… son acciones que se llevaron a cabo en la última edición de ‘Encuentros Vida Nueva’, dedicado a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que, en apenas un mes, transformará Madrid y otras muchas ciudades españolas, y que contará con la presencia de Benedicto XVI. Aquí recogemos, a modo de resumen, las aportaciones más importantes. [Ir al vídeo]



En el Pliego del próximo número se publicará el encuentro al completo. Un encuentro que fue diálogo sosegado, constructivo, amable… que, como bien se encargó de recordar el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo, ya es mucho, en una época en la que triunfan las tertulias televisivas donde escasean los argumentos y sobran las voces.

Precisamente, el cardenal Amigo fue uno de los invitados a participar en el coloquio dispuesto a someterse a las preguntas de los jóvenes, que representaron Leticia Isasi, que colabora con Magis 2011, y Ángel Benítez-Donoso, novicio de la Compañía de Jesús.

“Prohibido hablar como viejos”, sorprendió el purpurado en su primera intervención. Quiso así llamar la atención del pesimismo, la apatía en la que vive y se manifiesta la juventud actual, aunque sea una juventud “dinámica, trabajadora…”. No sorprendió tanto que eche de menos, en eventos como la JMJ, espacios para que jóvenes creyentes no católicos puedan participar y, de este modo, ser “una jornada mundial en todos los sentidos”.

En cualquier caso, la JMJ es y debe ser, en palabras de Amigo, “un impulso, un ánimo para la juventud”. En esto último, coincidieron todos los presentes.
Yago de la Cierva, director Ejecutivo de la JMJ, insistió con gran fuerza en que la JMJ “no es la panacea”, ni es la solución a todos los problemas que hay en la Iglesia; “tiene sus limitaciones”. “No puede ser más que una sacudida”, añadió. También dijo que si sirve de acicate para la renovación interior de la Iglesia, se sentiría “muy orgulloso”.

Por su parte, la presidenta del Foro de Laicos, Camino Cañón, señaló que el gran acontecimiento de agosto “puede ofrecer un horizonte de regeneración moral y cultural”. “Hemos tocado techo en relación a las grandes tradiciones morales (utilitarismo, formalismo) y ha llegado el momento de abrir paso a lo que hemos venido llamando ‘los vínculos’. Los jóvenes pueden mostrar que no son seres aislados, desvinculados de otras personas, sino que justamente tienen vínculos con una gran comunidad universal que es la Iglesia, y ahí hay una tradición moral que hay que recrear, con la experiencia y con nuevos lenguajes”, explicó.

El director adjunto de La Vanguardia, Enric Juliana, recalcó, por su parte, la importancia que va adquiriendo este acontecimiento, sobre todo, por las condiciones en las que se encuentra España, “un país perplejo y angustiado”. Cree, por esto, que habrá alguna señal por parte de la Iglesia en torno a la reorientación que demanda la sociedad actual.

El sociólogo y autor del informe Jóvenes Españoles 2010 (Fundación SM), Juan González-Anleo, ve la JMJ como “una oportunidad de oro” para atraer al joven que está en tierra de nadie y al que “se le puede dar una buena sacudida”. “La Iglesia tiene la oportunidad de ofrecer una palabra a la juventud mundial”, una juventud con distinto pasaporte, pero “con los mismos problemas”.

Para cerrar esta cuestión, el responsable de Magis 2011, Abel Toraño, dijo que es fundamental que el joven pueda vivir comunitariamente y comprometido en medio de la sociedad, que sea consciente de que se puede ser cristiano en la sociedad actual.


La resonancia de Madrid 2011

Se habló, y mucho, de los efectos y la resonancia que va a tener la visita de Benedicto XVI y esta gran reunión juvenil en la sociedad española en su conjunto. Esto es lo que más interesa a Enric Juliana, que recordó las visitas papales al Reino Unido y Barcelona, y su potente impacto mediático, cultural y social. Así, el mensaje cobra mayor interés dada la situación de los jóvenes españoles, sin trabajo y con pocas expectativas. Amigo cree que el Papa empatizará con estos jóvenes y les dará ánimo, pero recordó que no es Benedicto XVI quien debe aportar soluciones técnicas.

Juan González-Anleo puso sobre la mesa a los indignados, una indignación que la Iglesia debería ver, sotiene, “como una oportunidad”. “La JMJ debería ser aprovechada por la Iglesia para decir a los jóvenes que les acompaña, que no están solos. La Iglesia tiene que hacer, de esta manera, un guiño a los que se alejan de ella. Hay muchos católicos no practicantes. Es a esos jóvenes, que todavía mantienen algo, a quien hay que decir que esta es la Iglesia de los indignados, de los sin techo”, añadió.

Para Juliana, el estallido de los indignados tiene mucho que ver “con una cadena de desfondamientos”. “El programa hedonista se está derrumbando. El actual sistema ya no puede ofrecer las satisfacciones que ofrecía. Y eso tiene una repercusión sociológica, cultural y política extraordinaria para los próximos años”, añadió.

Abel Toraño insistió en la necesidad de ofrecer a los jóvenes una experiencia, algo que pueda cuestionar su vida. “Es cierto que hay mucha gente que no tiene trabajo, y esto es un drama, pero hay una falta de para qués en la vida. En medio de la situación actual, sin alejarse de ella ni crear universos religiosos, se puede tener experiencia de Dios”, concluyó.

En definitiva, los participantes en el coloquio hablaron mucho de movimiento, de renovación…, conceptos que se usan también para definir a la juventud que hoy anda desorientada y que buscará respuestas en la JMJ.


Y después, ¿qué?

La pregunta es obligada ante este tipo de encuentros, sobre todo, ante el temor de que se quede en una semana festiva, con muchos jóvenes y actividades, pero sin ningún poso.

“Sin una experiencia de verdad, la JMJ va a ser superficial. Podremos decir que se lo pasaron muy bien, pero Cristo no ha entrado. Y si sucede esto, estamos perdidos”, afirmó Yago de la Cierva, que insistió en que el encuentro de Madrid debe servir para poner en movimiento a mucha gente. Eso sí, desechó grandes logros, como aumentar considerablemente el porcentaje de jóvenes católicos practicantes. “Sería el milagro de los milagros”, apostilló.

En este sentido, el novicio de los jesuitas, Ángel Benítez-Donoso, intervino para recalcar que hay que quitarse de la cabeza la cuestión de las cifras cuanto antes. “Queremos las iglesias llenas de jóvenes y eso no va a pasar. Si medimos el éxito de la JMJ desde los números, será un fracaso. Se trata de ofrecer un encuentro con Cristo a los jóvenes, porque están deseando dar una respuesta a lo más profundo”, apuntó.

Enric Juliana cree que será “un gran acontecimiento universal”, en el que aparecerá, “de alguna manera, la ‘España Blanca’ que va a tener en sus manos la dirección del país”. “No quiero decir que la Iglesia vaya a tener poder político, sino que se van a producir balanceos sociológicos y políticos. El gran interrogante es si esta ‘España Blanca’ será capaz de reabsorber las contradicciones y las angustias de la sociedad y ofrecer un programa que no puede ser solo político y económico. El país pide una reorientación”, dijo.

El cardenal Carlos Amigo, más que hablar sobre cómo serán los jóvenes en el futuro, se decidió por un final abierto y preguntó: “¿Cómo queremos que sean los jóvenes?”.

Vida Nueva

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