Una delegación del Congreso Judío Latinoamericano fue recibida en el Vaticano
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Durante su pontificado Benedicto XVI se ha reunido con un sinnúmero de líderes judíos, en Roma y en otras partes del mundo. Lo hizo incluso a inicios de 2009, en medio de una profunda crisis interreligiosa desatada por el obispo “tradicionalista” Richard Williamson, quien negó públicamente el Holocausto y puso en serio predicamento al Papa. Pero nunca antes había recibido a los “hermanos mayores” de América Latina, al menos hasta hoy.
Por eso el mismo pontífice calificó como “significativo” el encuentro que sostuvo, este día en Sala de los Papas del Palacio Apostólico, con una delegación del Congreso Judío Latinoamericano encabezada por presidente Jack Terpins y formada por representantes de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Panamá, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
“En un mundo cada vez más amenazado por la pérdida de los valores espirituales y morales, que pueden garantizar el respeto de la dignidad humana y la paz duradera, un diálogo sincero y respetuoso entre religiones es crucial para el futuro de nuestra familia humana”, dijo el obispo de Roma durante su discurso, pronunciado en español.
Reconoció además que aún resta “mucho por hacer” para la superación de los lastres del pasado en materia de relaciones judío-católicas y en la respuesta a los desafíos que afrontan cada vez más los creyentes en el mundo actual; aunque calificó como “un motivo para dar gracias” el compromiso de ambas comunidades por recorrer juntos el camino del diálogo, la reconciliación y la cooperación.
También recordó que el próximo mes de octubre se cumplen 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, la cumbre de los obispos de todo el mundo que produjo, entre sus documentos, la “Nostra Aetate”: la declaración que quitó al pueblo judío el adjetivo de “deicida” y abrió una nueva época de diálogo entre esa comunidad religiosa y la Iglesia católica.
Para Joseph Ratzinger dicho texto no sólo asumió una neta postura en contra de toda forma de antisemitismo, sino que manifestó su confianza en que el aprecio de la herencia espiritual compartida por judíos y cristianos llevaría a una comprensión y estima mutua cada vez mayor.
“Con el crecimiento de la confianza, el respeto y la buena voluntad, grupos que inicialmente se relacionaban con cierta desconfianza, se han convertido paso a paso en socios de confianza y amigos, buenos amigos incluso, capaces de hacer frente juntos a la crisis y superar los conflictos de manera positiva”, apuntó.
Por su parte el presidente del Congreso Judío, Jack Terpinsen, un mensaje pronunciado ante el Papa instó a usar el diálogo como herramienta para ayudar al desarrollo de modelos que permitan un mayor conocimiento y para promover un más amplio entendimiento mutuo.
“Juntos, podemos mandar un fuerte mensaje a la sociedad entera: trabajar por los necesitados y defender a la familia, el pluralismo y la democracia, todos bajo el paraguas de los valores defendidos por nuestras religiones”, estableció.
Vatican Insider
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