Saturday, May 19, 2012

La hipocresía continúa en la Legión de Cristo


Aunque creemos que ATRIO fue el primer medio que publicó en España, en 2001, las acusaciones contra Maciel, hace tiempo que ya no hablamos de la Legión de Cristo. Hoy hemos recibido un comentario de Pablo Argüelles a la reciente noticia sobre la descubierta paternidad del sacerdote legionario más conocido en EE.UU. por sus intervenciones en televisión, siempre ultraconservadoras y rigosistas en moral . (Ver en El País). Pablo plantea dos cuestiones sobre esta cuestión: ¿qué procedimiento usa la Iglesia en estos casos (en que no parece que prime la obligación con el hijo y su madrte) y por qué la Legión se ha portado con más dureza con este sacerdote que con otros que han cometido crímenes de abusos a menores?
Es triste  saber  de una noticia  como ésta.
El  que   un sacerdote católico se  vea en una situación similar es algo  cada vez más frecuente y se vuelve noticia “cotidiana”.
La Iglesia cupular permanece sin querer afrontar la realidad de las cosas.  Ni establece  un procedimiento determinado ante  estos casos, como se menciona  arriba,  ni se  atreve a pronunciarse  por una apertura  a la opcionalidad del celibato.  Miedos,  conservadurismo,  apego a débiles fundamentos teológicos, tradiciones,  una fuerte misoginia de facto, conducen  a mantener  la situación de estos sacerdotes,  en secreto,  en tabú y en la práctica,  en el sostenimiento de una doble moral y un comportamiento ambiguo, donde no es posible mantener ni lo sagrado ni lo profano,  donde no son ni para Dios, ni para el mundo.
Pero  más triste e indignante  es la manera de proceder de la institución  legionaria, que desde siempre y en particular en las últimas décadas, se ha empeñado en mantenerse en la reserva y ocultamiento  de los  crímenes, abusos,  e  irregularidades, ocurridos  a su  interior, pero que afectan  a la Iglesia y a la sociedad  toda,  en la que ésta  institución se encuentra inmersa y en la cual inciden directamente sus acciones en diferentes sentidos.  Esta visto,  que solo  ha  habido una  posibilidad de  apertura y de  reconocimiento de los hechos,  a golpe de denuncia mediática y de provocación de escándalo.  Esa ha sido la única manera,  la presión, en que la Legión,  se ha visto  obligada a  ventilar la podredumbre moral y humana,  que se  vierte a su interior y exterior, fruto de la  precipitada  idea  de un  falso  profeta, empeñado  en  obtener frutos y resultados,  pero  sin  brindarle a su obra,  el  carisma -  que a día de hoy, sigue sin  ser definido- ,  y la capacidad de adecuarse  al ritmo de los tiempos en lo que atañe a disciplina y  autoridad.
No extraña pero resulta ofensivo el que en éstos días  se  afanen  en  emitir comunicados como el referido al sacerdote  Williams, quien,  si se quiere,  tuvo la debilidad de cometer  un error humano, no un crimen,  y no  hayan tenido  la capacidad  en ocasiones anteriores de emitir  expresiones  de esa naturaleza ante los probados crímenes del fundador y  mucho  menos ante  las evidencias de varias  denuncias que se  ventilan en el presente  contra diversos sacerdotes y religiosos  de la congregación acusados de abusar sexualmente de menores y que  a la fecha permanecen, que se sepa,  en activo.
Vaya  esta expresión de  indignación y hastío acompañada de una oración ferviente,  por mantener la esperanza de que en algún momento, se reconozca la necesidad de reparar el daño provocado, no con  bienes materiales, sino con la mejor intención de hacer el bien, entendido como  la fidelidad y aplicación de los actos  hacia    la verdad y  la justicia, y en este sentido, reflexionar sobre  la inminente necesidad de cambiar las cosas:   DISOLVER, aquello  que está podrido y perdido y permitir  a quienes desde dentro se mantienen  en la consciencia  de su misión y vocación, el poder realizarse  en  un camino de libertad,   apego  y fidelidad a la Iglesia  a la que un día también se consagraron  más que a   la institución que a todas luces los ha defraudado y los continua defraudando  un día sí y otro también.
Pablo  Argüelles
Atrio

Ver artículo en el diario El País

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