La ciencia debe conocer la influencia de los valores sagrados para encontrar vías hacia la paz, según expertos
A lo largo de la historia, la religión ha aumentado la confianza dentro de los grupos religiosos, pero también ha incrementado la conflictividad intergrupal, han revelado diversos estudios. Sin embargo, según los expertos, aunque la base “sagrada” de estos conflictos pueda bloquear algunas tácticas de negociación, el hecho de llevar a cabo gestos simbólicos potentes, como la demostración sincera de respeto hacia los valores sagrados de otros, puede desembocar en negociaciones exitosas. Por esa razón, conocer las motivaciones religiosas desde un punto de vista científico podría promover determinadas prácticas que ayuden a la consecución y mantenimiento de la paz. Por Marta Lorenzo.
lo largo de la historia, la religión ha aumentado la confianza dentro de los diversos grupos religiosos, pero también ha incrementado la conflictividad intergrupal, señala un artículo publicado en la revista Science.
Investigadores de la Universidad de Michigan y de la New School for Social Research (NSSR) de Estados Unidos citan en dicho artículo diversos estudios realizados entre poblaciones distintas, cuyos resultados señalan que los dioses moralizantes, que han emergido en la cultura humana en los últimos milenios, han propiciado la cooperación a gran escala e incluso diversas conquistas sociopolíticas.
De este modo, a pesar de que los valores sagrados han sustentado conflictos irresolubles, como el actual conflicto entre israelíes y palestinos, que desafían la negociación racional, también “han proporcionado sorprendentes posibilidades de resolución”, señala el antropólogo Scott Atran, autor principal del artículo, en un comunicado de la Universidad de Michigan.
Luces y sombras
Como evidencia de que la religión incrementa la confianza grupal pero a la vez puede aumentar también los conflictos intergrupales, Atran y su colaborador, Jeremy Ginges, citan encuestas y experimentos llevados a cabo en docenas de sociedades.
Estas investigaciones han demostrado que la gente que participa en los rituales religiosos más colectivos es más propicia a cooperar con otras personas.
Pero, por otra parte, los estudios demuestran también que aquellos grupos sociales más implicados en conflictos son los que realizan rituales colectivos más fuertes, destinados a potenciar la solidaridad grupal, la defensa común y la búsqueda de estrategias resolutivas.
Estas investigaciones han demostrado, asimismo, que la participación en rituales religiosos colectivos incrementa el altruismo local, pero también puede legitimar los ataques suicidas.
Investigadores de la Universidad de Michigan y de la New School for Social Research (NSSR) de Estados Unidos citan en dicho artículo diversos estudios realizados entre poblaciones distintas, cuyos resultados señalan que los dioses moralizantes, que han emergido en la cultura humana en los últimos milenios, han propiciado la cooperación a gran escala e incluso diversas conquistas sociopolíticas.
De este modo, a pesar de que los valores sagrados han sustentado conflictos irresolubles, como el actual conflicto entre israelíes y palestinos, que desafían la negociación racional, también “han proporcionado sorprendentes posibilidades de resolución”, señala el antropólogo Scott Atran, autor principal del artículo, en un comunicado de la Universidad de Michigan.
Luces y sombras
Como evidencia de que la religión incrementa la confianza grupal pero a la vez puede aumentar también los conflictos intergrupales, Atran y su colaborador, Jeremy Ginges, citan encuestas y experimentos llevados a cabo en docenas de sociedades.
Estas investigaciones han demostrado que la gente que participa en los rituales religiosos más colectivos es más propicia a cooperar con otras personas.
Pero, por otra parte, los estudios demuestran también que aquellos grupos sociales más implicados en conflictos son los que realizan rituales colectivos más fuertes, destinados a potenciar la solidaridad grupal, la defensa común y la búsqueda de estrategias resolutivas.
Estas investigaciones han demostrado, asimismo, que la participación en rituales religiosos colectivos incrementa el altruismo local, pero también puede legitimar los ataques suicidas.
Por último, a partir de estos estudios, los investigadores han identificado lo que han llamado el “efecto contraproducente”: la realización de grandes esfuerzos por acabar con la paz en nombre de determinados “valores sagrados”.
Como ejemplo, Atran y Ginges mencionan una serie de estudios realizados por ellos mismos, en colaboración con investigadores de Palestina, Israel, Irán, la India, Indonesia y Afganistán, en los que se constató que la oferta de dinero a cambio de comprometer determinados valores sagrados puede aumentar la ira y la oposición a alcanzar tratos.
Es el caso de una investigación realizada en 2010, en la que iraníes que consideraban como “valor sagrado” el derecho de Irán a tener un programa nuclear se opusieron más violentamente a sacrificar dicho programa y a resolver conflictos a cambio de ayudas económicas sustanciales o de reducción de sanciones, que a sacrificar su programa nuclear sin recibir a cambio ayudas o sanciones”, escriben los científicos.
El papel de la ciencia en la resolución de conflictos
La paradójica realidad del mundo actual subyacería a esta dinámica: “El multiculturalismo moderno y la exposición global a valores multiformes está siendo cada vez más desafiado por los movimientos fundamentalistas, que buscan reavivar las lealtades primarias de los grupos, a través de compromisos rituales mayores”, señalan Atran y Ginges.
A pesar de esta perspectiva negativa, el artículo de Atran y Ginges proporciona cierta comprensión sobre cómo resolver conflictos alentados por convicciones religiosas.
Según ellos, aunque la base “sagrada” de estos conflictos pueden bloquear inicialmente las tácticas de negociación corrientes, el hecho de llevar a cabo gestos simbólicos potentes, como la demostración sincera de respeto hacia los valores sagrados de otros, puede suavizar la situación de manera sorprendente, incluso entre líderes militares y políticos enfrentados, y desembocar en negociaciones exitosas.
Como ejemplo, Atran y Ginges mencionan una serie de estudios realizados por ellos mismos, en colaboración con investigadores de Palestina, Israel, Irán, la India, Indonesia y Afganistán, en los que se constató que la oferta de dinero a cambio de comprometer determinados valores sagrados puede aumentar la ira y la oposición a alcanzar tratos.
Es el caso de una investigación realizada en 2010, en la que iraníes que consideraban como “valor sagrado” el derecho de Irán a tener un programa nuclear se opusieron más violentamente a sacrificar dicho programa y a resolver conflictos a cambio de ayudas económicas sustanciales o de reducción de sanciones, que a sacrificar su programa nuclear sin recibir a cambio ayudas o sanciones”, escriben los científicos.
El papel de la ciencia en la resolución de conflictos
La paradójica realidad del mundo actual subyacería a esta dinámica: “El multiculturalismo moderno y la exposición global a valores multiformes está siendo cada vez más desafiado por los movimientos fundamentalistas, que buscan reavivar las lealtades primarias de los grupos, a través de compromisos rituales mayores”, señalan Atran y Ginges.
A pesar de esta perspectiva negativa, el artículo de Atran y Ginges proporciona cierta comprensión sobre cómo resolver conflictos alentados por convicciones religiosas.
Según ellos, aunque la base “sagrada” de estos conflictos pueden bloquear inicialmente las tácticas de negociación corrientes, el hecho de llevar a cabo gestos simbólicos potentes, como la demostración sincera de respeto hacia los valores sagrados de otros, puede suavizar la situación de manera sorprendente, incluso entre líderes militares y políticos enfrentados, y desembocar en negociaciones exitosas.
Por esa razón, los investigadores concluyen que “en una era en que las causas religiosas y sagradas están resurgiendo, hay una urgente
necesidad de reunir esfuerzos científicos para comprenderlas”.
En este sentido, la etnografía, combinada con experimentos cognitivos y de comportamiento en diversas sociedades (incluidas aquéllas no-religiosas) pueden ayudar a identificar y a aislar (para su aprovechamiento positivo) los imperativos morales de las decisiones que contribuyen a la paz o a la guerra.
Publicaciones previas
Además de otros campos, Atran lleva años investigando los conflictos sociales, su relación con los valores religiosos, y las opciones que se tienen para resolver dichos conflictos desde un punto de vista científico.
En esta dirección, ha publicado diversos artículos sobre elextremismo violento, sobre el efecto de los valores sagrados en la toma de decisiones individuales y grupales, sobre la biología que subyace a los conflictos culturales o sobre la consideración de la guerra como imperativo moral, entre otros.
Además, el investigador es autor de los libros In Gods We Trust: The Evolutionary Landscape of Religion (Oxford University Press, 2002), que es una aproximación evolutiva a la religiosidad humana, oTalking to the Enemy, Faith, Brotherhood and the (Un)Making of Terrorists (Ecco 2010), en el que analiza el terrorismo extremista desde una perspectiva empírica.
necesidad de reunir esfuerzos científicos para comprenderlas”.
En este sentido, la etnografía, combinada con experimentos cognitivos y de comportamiento en diversas sociedades (incluidas aquéllas no-religiosas) pueden ayudar a identificar y a aislar (para su aprovechamiento positivo) los imperativos morales de las decisiones que contribuyen a la paz o a la guerra.
Publicaciones previas
Además de otros campos, Atran lleva años investigando los conflictos sociales, su relación con los valores religiosos, y las opciones que se tienen para resolver dichos conflictos desde un punto de vista científico.
En esta dirección, ha publicado diversos artículos sobre elextremismo violento, sobre el efecto de los valores sagrados en la toma de decisiones individuales y grupales, sobre la biología que subyace a los conflictos culturales o sobre la consideración de la guerra como imperativo moral, entre otros.
Además, el investigador es autor de los libros In Gods We Trust: The Evolutionary Landscape of Religion (Oxford University Press, 2002), que es una aproximación evolutiva a la religiosidad humana, oTalking to the Enemy, Faith, Brotherhood and the (Un)Making of Terrorists (Ecco 2010), en el que analiza el terrorismo extremista desde una perspectiva empírica.
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