Wednesday, June 06, 2012

Meditando cn los santos y beatos del día: B. RAFAEL GUIZAR VALENCIA y SAN MARCELINO CHAMPAGNAT


Hoy, 06 de junio, la Iglesia conmemora el nacimiento para el cielo del BEATO RAFAEL GUISAR Y VALENCIA, quien descansara en el Señor en un día como hoy del año 1938 en la Ciudad de México. Nacido en 1878 en la localidad de Cotija, Diócesis de Zamora, México, fue sacerdote y luego obispo de Veracruz. En 1995, Juan Pablo II le dio el honor de los altares declarándolo Beato. Sus restos se veneran en la Catedral de la Inmaculada en Jalapa, México. 




Hoy también la Iglesia conmemora a SAN MARCELINO CHAMPAGNAT, fundador de los "Hermanos Maristas", quien fuera canonizado por Juan Pablo II en 1999. El milagro para la canonización fue la curación del hermano Heriberto Weber Nellessen, en Montevideo, Uruguay.
Unidos pues a la Iglesia Mexicana y a los hermanos maristas, brindemos nuestro sentido aplauso al Beato Rafael Guízar Valencia Y A San Marcelino Champagnat.




Meditación
BEATO RAFAEL GUIZAR VALENCIA, cuéntanos algo de tu vida.
Recordar mi vida es recordar la obra de Dios. Desde joven sentí atracción por la vida sacerdotal por lo que ingresé al Seminario de Zamora cuando tenía 18 años. Al concluir los estudios eclesiásticos tuve la inmensa dicha de ser ordenado sacerdote. Siendo aún muy joven recibí el nombramiento de director espiritual del seminario y profesor de ascética y mística y, al mismo tiempo, el encargo de misionero apostólico. Con esto, me dediqué de todo corazón a las misiones populares y a la propagación de la devoción al Corazón de Jesús. Pero la lucha en contra de la Iglesia y de sus ministros se fue intensificando cada vez más en México. Yo sentí que el Señor me pedía defender con la palabra y los escritos los derechos de la Iglesia por lo que fui perseguido y condenado a muerte por los revolucionarios. Esto me obligó a ir al exilio. Busqué refugio en Guatemala y luego en Cuba, pudiendo en ambos países dedicarme a la tarea apostólica. Pero estando en Cuba, recibí de la Santa Sede el nombramiento de Obispo de Veracruz en México. Vaya susto. Era un inmenso territorio. Allí me transferí y me dediqué a atender espiritualmente a la población y a aliviar después del fuerte terremoto que devastara gran parte de la diócesis. En esos años sentía tal ardor apostólico que las fatigas no frenaban mi labor apostólica. Pero las fatigas apostólicas se fueron haciendo sentir en mi delicado organismo golpeado además por una grave enfermedad. Por eso me retiré a la Ciudad de México en donde sentí la llamada del Buen Dios que me había acompañado en todas mis correrías apostólicas.

Radio vaticano

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