Fr David Rosario, SJ CP70 part 1
Fr David Rosario, SJ CP70 part 2
COMUNICADO N° 7
13 de julio de 2012
Hoy ha sido el día de la votación sobre convocar o no la Congregación General. Con voto secreto y por una amplia mayoría, los Procuradores han decidido que no era necesario convocar una Congregación General.
Tras el cumplimiento de esta finalidad de la Congregación, toda la jornada se ha dedicado a reflexionar sobre la Asistencia de África y Madagascar. La mayor parte de la mañana ha tenido el formato de un mesa redonda, en la que han tomado parte el P. Agbonkhianmeghe E. Orobator, Provincial de la Provincia de África Oriental, que ha hablado sobre el tema: “Tradiciones religiosas y fe: desafíos y oportunidades para la evangelización”; el P. Paul Beré, profesor en el teologado de la Compañía de Jesús en Abidjan (Costa de Marfil), se ha centrado en el tema “Reconciliación, justicia y paz: una mirada a los cambios socio-económicos y políticos en África”; y el P. Michael Lewis, Presidente del JESAM (la Conferencia de jesuitas de África y Madagascar) ha hablado sobre “África y la Compañía de Jesús universal”.
El P. Orobator ha comenzado su intervención con una cita de Molefi Kete en la que se señala claramente que África continúa siendo el más incomprendido de los continentes y se apuntan los estereotipos ampliamente extendidos por el mundo occidental. A continuación ha destacado cuatro lecciones y dos desafíos a tener en cuenta. Las lecciones son: repensar África desde una perspectiva diversa; África como continente profundamente religioso; África como portadora de múltiples valores religiosos; y la religión en África es un fenómeno vivo. Los desafíos son las tensiones religiosas y la religión ante el subdesarrollo. Ha concluido de este modo: “A partir de los datos de que disponemos, es claro que el centro de gravedad del cristianismo se está dramáticamente desplazando del Norte al Sur, esto es, de Europa y Norte-América, a África, Asia y América Latina”.
El P. Béré ha trazado un amplio panorama de la situación de África hoy y de los cambios políticos, económicos y sociales que se han vivido en el continente en el espacio de una generación. A continuación ha repasado los temas centrales de su intervención y que son de extrema actualidad y urgencia. “La Iglesia y la Compañía de Jesús -ha señalado entre otras cosas- pueden contribuir de forma extraordinaria a la redención de África e incluso de la humanidad, si miramos a largo plazo, ofreciendo respuestas a los desafíos de la reconciliación, la justicia y la paz”.
Por su parte, el P. Lewis, tras aclarar algunos puntos con respecto a África como preferencia de la Compañía universal, ha llamado la atención sobre la diversidad del continente con la multiplicidad de sus culturas, por lo que se hace difícil hablar de una única identidad africana. Ha señalado diversos problemas, de los cuales destacamos los siguientes: la erosión de la identidad nacional; la globalización, que si bien al principio tanto la Iglesia como la Compañía habían visto como una oportunidad, se ha revelado por el contrario como una ulterior fuente de marginación y pobreza; la visión de lo que debiera ser una “aldea global” se ha transformado en competición, con frecuencia añadida a una “explosión de tribalismo, chovinismo ético, nacionalismos restringidos e intolerancia religiosa”; desencuentros culturales, etc. En este panorama se inserta la actividad apostólica de la Compañía que se extiende a numerosos campos y en particular al de la educación a todos los niveles y la formación profesional, con una preferencia por los pobres, concebida no tanto como asistencialismo, sino como formación a través de los numerosos centros sociales. Ha concluido su intervención con esta invitación: “Quisiera que Vds. volvieran a casa con la idea de que África es una realidad muy compleja y bella, una realidad que se está desarrollando de formas diversas entre sus numerosas y diferentes poblaciones. Y la Compañía está en África comprometida con el pueblo y al mismo tiempo se siente parte de la Compañía universal”.
Después de estas amplias presentaciones se ha abierto un interesante debate en el aula que ha apuntado a algunos de los problemas presentados en las relaciones.
Los trabajos de la tarde se han trasferido a los grupos de estudio de las Asistencias, con la participación, en cada uno de ellos, de un Procurador africano. El colofón de la jornada ha sido la celebración eucarística, de subrayado estilo africano, que ha coronado una rica jornada, con tantos puntos inspiradores y numerosos puntos para la reflexión.
Fr Athanus, SJ CP70 part 1
Fr Athanus, SJ CP70 part 2
COMUNICADO N° 8
14 de julio de 2012
Nuestra vida de comunidad ha sido el argumento que ha centrado los trabajos del día de hoy, sábado 14 de julio. Siguiendo la metodología del pasado jueves, dos Procuradores han introducido el tema con sendas presentaciones.
El Padre Andreu Oliva de la Esperanza, de El Salvador (Provincia de Centro América) ha hablado de la comunidad como misión, señalando algunos aspectos positivos y negativos de nuestra vida en común hoy a la luz de la Congregación General 35ª. En concreto, ha resaltado los elementos que constituyen la comunidad como misión, y ha recordado cuando afirma la misma Congregación General al decir que “la comunidad es el lugar privilegiado para el testimonio colectivo, en el que vivimos la relación personal y comunitaria con el Señor, la mutua relación como amigos en el Señor, la solidaridad con los pobres y marginados y con un estilo de vida responsable con la creación”. La presentación ha puesto en evidencia algunas características de la comunidad, como la amistad y una vida auténticamente evangélica que nos hace más creíbles. Pero para ello es necesario repensar las estructuras comunitarias para que respondan a estas nuevas exigencias.
El P. Michel Nader, de la Provincia del Próximo Oriente, tras recordar que la comunidad ha aparecido en la última Congregación General como una dimensión esencial de nuestra vida de jesuitas, ha precisado que “no podemos pensar a la vida comunitaria como algo aislado, como si fuera independiente de cuanto constituye nuestra identidad espiritual y nuestra misión como jesuitas”. Después de haber presentado algunas observaciones sobre la vida de comunidad en la Compañía, tanto a nivel espiritual como apostólico, señalando que “no nos hemos de maravillar que nuestro comportamiento sea mundano, cuando se seca nuestra fuente espiritual”, ha concluido diciendo: “tengo para mí que reflexionar sobre la vida de comunidad en la Compañía es un proyecto abierto, un gran desafío que encontramos delante (…). No podemos vivir sin este lugar fraterno, y la gente que nos ama se sentirá cómoda con nosotros si nos encontra auténticos en nuestro compromiso y contentos de estar juntos como jesuitas”. Todo ello requiere, sin embargo, una constante búsqueda y una continua profundización.
A las exposiciones ha seguido un tiempo de oración personal y el encuentro de los Procuradores por grupos lingüísticos. En esta reunión, se ha hecho una evaluación de las dos relaciones y se ha respondido a tres cuestiones: ¿cuáles son los elementos positivos de la vida de nuestras comunidades que pueden ser de ayuda para otras comunidades?; ¿qué desafíos y dificultades encuentran nuestras comunidades?; ¿qué recomendaciones se pueden hacer al P. General para que las pueda elevar a toda la Compañía?
Por la tarde se ha abierto el debate en el aula sobre las tres preguntas examinadas por los grupos durante el trabajo de la mañana. Las palabras del P. General, que ha sintetizado los trabajos del día, han puesto punto final al trabajo.
El Padre Andreu Oliva de la Esperanza, de El Salvador (Provincia de Centro América) ha hablado de la comunidad como misión, señalando algunos aspectos positivos y negativos de nuestra vida en común hoy a la luz de la Congregación General 35ª. En concreto, ha resaltado los elementos que constituyen la comunidad como misión, y ha recordado cuando afirma la misma Congregación General al decir que “la comunidad es el lugar privilegiado para el testimonio colectivo, en el que vivimos la relación personal y comunitaria con el Señor, la mutua relación como amigos en el Señor, la solidaridad con los pobres y marginados y con un estilo de vida responsable con la creación”. La presentación ha puesto en evidencia algunas características de la comunidad, como la amistad y una vida auténticamente evangélica que nos hace más creíbles. Pero para ello es necesario repensar las estructuras comunitarias para que respondan a estas nuevas exigencias.
El P. Michel Nader, de la Provincia del Próximo Oriente, tras recordar que la comunidad ha aparecido en la última Congregación General como una dimensión esencial de nuestra vida de jesuitas, ha precisado que “no podemos pensar a la vida comunitaria como algo aislado, como si fuera independiente de cuanto constituye nuestra identidad espiritual y nuestra misión como jesuitas”. Después de haber presentado algunas observaciones sobre la vida de comunidad en la Compañía, tanto a nivel espiritual como apostólico, señalando que “no nos hemos de maravillar que nuestro comportamiento sea mundano, cuando se seca nuestra fuente espiritual”, ha concluido diciendo: “tengo para mí que reflexionar sobre la vida de comunidad en la Compañía es un proyecto abierto, un gran desafío que encontramos delante (…). No podemos vivir sin este lugar fraterno, y la gente que nos ama se sentirá cómoda con nosotros si nos encontra auténticos en nuestro compromiso y contentos de estar juntos como jesuitas”. Todo ello requiere, sin embargo, una constante búsqueda y una continua profundización.
A las exposiciones ha seguido un tiempo de oración personal y el encuentro de los Procuradores por grupos lingüísticos. En esta reunión, se ha hecho una evaluación de las dos relaciones y se ha respondido a tres cuestiones: ¿cuáles son los elementos positivos de la vida de nuestras comunidades que pueden ser de ayuda para otras comunidades?; ¿qué desafíos y dificultades encuentran nuestras comunidades?; ¿qué recomendaciones se pueden hacer al P. General para que las pueda elevar a toda la Compañía?
Por la tarde se ha abierto el debate en el aula sobre las tres preguntas examinadas por los grupos durante el trabajo de la mañana. Las palabras del P. General, que ha sintetizado los trabajos del día, han puesto punto final al trabajo.
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