¡APÁRTATE DE MÍ, SATANÁS!
No.
No estamos acostumbrados,
en estos tiempos que corren,
a un lenguaje tan directo,
tan claro y duro,
tan sorprendente y escandaloso,
tan incorrecto
política, social y culturalmente,
tan poco evangélico según los cánones prescritos...
¡y no sabemos cómo reaccionar!
No estamos acostumbrados,
en estos tiempos que corren,
a un lenguaje tan directo,
tan claro y duro,
tan sorprendente y escandaloso,
tan incorrecto
política, social y culturalmente,
tan poco evangélico según los cánones prescritos...
¡y no sabemos cómo reaccionar!
No.
No estamos acostumbrados
a oír tu voz apasionada,
herida en lo más íntimo
cuando intentamos desviarte del camino
de tu propia identidad,
ésa que te hace ser Hijo,
y Mesías para tus hermanos.
Y nos sobresalta
e intentamos dejarla en el olvido.
No estamos acostumbrados
a oír tu voz apasionada,
herida en lo más íntimo
cuando intentamos desviarte del camino
de tu propia identidad,
ésa que te hace ser Hijo,
y Mesías para tus hermanos.
Y nos sobresalta
e intentamos dejarla en el olvido.
No.
No estamos acostumbrados.
Y aunque intentemos pasar de largo,
su eco resuena dentro y fuera
con la fuerza del viento
llevándose nuestras ambiguas
construcciones, palabras y declaraciones;
pues la fe que tú pides
es otra muy diferente:
fe sin justificaciones.
No estamos acostumbrados.
Y aunque intentemos pasar de largo,
su eco resuena dentro y fuera
con la fuerza del viento
llevándose nuestras ambiguas
construcciones, palabras y declaraciones;
pues la fe que tú pides
es otra muy diferente:
fe sin justificaciones.
No.
No estamos acostumbrados
a decir nítidamente con la voz y el corazón: sí, no;
o a llamar al pan, pan,
y al vino, vino...
sin ambiguas mezclas
que defienden el "todo vale"
porque no hay que herir voluntades
ni libertades de nadie.
¡ Y así nos va, aunque nos cueste reconocerlo !
No estamos acostumbrados
a decir nítidamente con la voz y el corazón: sí, no;
o a llamar al pan, pan,
y al vino, vino...
sin ambiguas mezclas
que defienden el "todo vale"
porque no hay que herir voluntades
ni libertades de nadie.
¡ Y así nos va, aunque nos cueste reconocerlo !
No.
No estamos acostumbrados
a escuchar el eco de tu voz,
ésa que dirigiste a Pedro
y escuchó el resto de los discípulos
con asombro y desconcierto:
"¡Apártate de mí, Satanás!
Tú no ves las cosas como las ve Dios".
Y sin embargo, eso fue lo que salvó a Pedro
Y os hizo más amigos.
No estamos acostumbrados
a escuchar el eco de tu voz,
ésa que dirigiste a Pedro
y escuchó el resto de los discípulos
con asombro y desconcierto:
"¡Apártate de mí, Satanás!
Tú no ves las cosas como las ve Dios".
Y sin embargo, eso fue lo que salvó a Pedro
Y os hizo más amigos.
No.
No estamos acostumbrados...
¡y así nos va!
No estamos acostumbrados...
¡y así nos va!
Florentino Ulibarri
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