En el pesebre aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero que ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía, que ahora enseña a todos a ver. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno”
Benedicto XVI, La infancia de Jesús
Nano Crespo
Nova Bella
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