Habla el reportero estadounidense Michael Winters: «El Pontífice quiere anular a los grupos que dividen a la Iglesia. A menudo los homosexuales son los más conservadores»
Paolo MastrolilliNueva York«El mensaje más importante que contienen las palabras del Papa sobre el “lobby gay” tiene que ver con su determinación para reformar la Curia y la Iglesia. No quería lanzarse contra los homosexuales, sino con todos los que se organizan en grupos o corrientes para influir e la vida y en las decisiones del Vaticano».
Michael Sean Winters, periodista y escritor del National Catholic Reporter, sigue esta información con mirada estadounidense, tal vez el país más afectado por los escándalos sexuales que durante los últimos años sacudieron a la Iglesia.
¿Qué le parecieron las palabras de Francisco durante el encuentro con la Confederación Latinoamericana de Religiosos?
Lo primero que me sorprendió fue el lugar y la forma en la que fueron pronunciadas. Una verdadera conversación, en círculo, en donde él se puso en el mismo nivel que el de sus interlocutores para escucharlos. Esto confirma su cercanía y su determinación para escuchar el parecer de todos a la hora de llevar a cabo la reforma.
¿Quería responder sobre el escándalo de los abusos sexuales en los Estados Unidos?
No creo. Por lo menos, no directamente. No creo que asocie la homosexualidad con los abusos. Las personas que cometen los abusos, tanto en la Iglesia como fuera de ella, son adultos de diferentes tendencias sexuales que no deberían poder acercarse a los niños. El problema no es exclusivo de los homosexuales.
Pero el Papa habría hablado explícitamente de un “lobby gay”…
Claro, porque es un problema que existe dentro del Vaticano. Sabemos que existe, porque ya estaba presente en la famosa relación de los tres cardenales. Sin embargo, no existe una distinción ideológica dentro de la Iglesia entre heterosexuales y homosexuales. Es más, si acaso todo lo contrario: los religiosos homosexuales suelen ser los más conservadores y tradicionalistas, decididamente en contra de cualquier apertura con respecto a temas como las uniones entre homosexuales o la igualdad de derechos. El problema es que, a veces, se unen en grupos para llevar a cabo sus intereses, y esto es inaceptable para el Papa. Francisco quiere reformar la Curia, para librarla de todos los “lobbies” y corrientes que le impiden actuar como debería. Por este motivo critica al grupo de los homosexuales, como criticaría a cualquier otra facción interna que apuesta por condicionar el trabajo del Vaticano.
¿Cuál será la recpeción de estas declaraciones en los Estados Unidos?
Serán muy bien recibidas, creo, porque en Estados Unidos existe una clara percepción sobre la limpieza que debe llevar a cabo la Iglesia. Este sentimiento nació con los abusos sexuales, pero no solo, y ahora se ha extendido hacia el funcionamiento y la misión general del Vaticano. Es un problema que tiene que ver con la reforma de la Curia y con los procesos internos para la gestión de la Iglesia.
¿Qué quiere decir?
Un simple ejemplo concreto. Nosotros tenemos un obispo en Kansas City, Robert Finn, condenado por haber encubierto a algunos sacerdotes pederastas. Él mismo admite que, en sus condiciones actuales, no podría ni siquiera hacer peticiones para enseñar catecismo los domingos, porque le pedirían información básica sobre los antecedentes penales que lo excluirían de este trabajo. Sin embargo, sigue siendo obispo y sigue estando en su puesto. ¿La razón? No existe un procedimiento claro y estandarizado para afrontar y resolver estas situaciones conflictivas. Entonces, cuentan mucho las conexiones, las relaciones, los apoyos que una persona puede obtener. Finn cuenta con el apoyo de la Curia y de los cardenales Rigali y Burke, por lo que sigue en su puesto. Pero, si la Iglesia no logra remover ni siquiera a los obispos que demostraron que no podían desempeñar su función, toda la credibilidad y eficacia de la institución se ve afectada. Creo que el Papa está determinado para afrontar estos problemas y reformar la Curia. Por ello habló así sobre el “lobby gay”, como habría hablado de cualquier otro grupo o corriente. Por esta razón lo aprecian los fieles.
Vatican Insider
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