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Sunday, January 19, 2014
La curia de Francisco, paraíso de las multinacionales por Sandro Magister
McKinsey, Promontory, Ernst & Young, KPMG. Desde el Vaticano, una carrera para enrolar a las sociedades de consultoría más prestigiosas y caras del mundo. A qué precio, no se sabe
de Sandro Magister
ROMA, 17 de enero de 2014 – Será también "pobre y para los pobres" la Iglesia soñada por el Papa Francisco, pero mientras tanto el Vaticano se está convirtiendo en el País de Bengodi de las más prestigiosas y costosas fábricas de sistemas organizativos y financieros en el mundo.
La última que ha sido enrolada es la legendaria McKinsey & Company, con el encargo de crear "un plan integrado para hacer que la organización de los medios de comunicación de la Santa Sede sea más funcional, eficaz y moderna". Esto ha sido suficiente para sembrar el pánico entre los expertos, que en los últimos tiempos en el Vaticano no han disminuido sino que han aumentado, aumentando también la confusión.
Al padre Federico Lombardi, director de la sala de prensa y portavoz oficial, se le ha añadido un "senior communications adviser" en la persona del periodista estadounidense Greg Burke, miembro del Opus Dei, con un despacho en la secretaría de Estado.
Por no hablar de los dos agregados de prensa que el presidente del Instituto para las Obras de Religión, Ernst von Freyberg, ha llevado a Roma la primavera pasada desde su Alemania natal: Max Hohenberg y Markus Wieser, ambos de la Communications & Network Consulting.
Después tenemos la Radio Vaticana, dirigida por el mismo Lombardi, con 30 millones de dólares de pasivo anual y tantos periodistas como eran necesarios en el pasado, cuando se transmitía en ondas cortas en los idiomas y para las regiones más remotas del globo, pero que ahora son demasiados.
También está "L'Osservatore Romano" que, con las pocas miles de copias diarias de su edición principal, es otra vorágine de costes.
Está el Centro Televisivo Vaticano, que tiene buenos ingresos gracias a la exclusiva mundial de las imágenes del Papa, pero que debe enfrentarse a gastos prohibitivos con la Sony y otras grandes marcas para la modernización de sus tecnologías.
Y después tenemos el pontificio consejo para las comunicaciones sociales, otro armatoste burocrático que tendría que haber hecho el trabajo que ahora se ha confiado a McKinsey, pero que evidentemente no ha sido capaz de llevar a cabo.
En este desorden se ha entendido desde hace tiempo que el Papa Francisco actúa según su propia voluntad. De las tres entrevistas que más ruido han causado, dos las ha concedido a los jesuitas de "La Civiltà Cattolica" y una al superlaico fundador de "la Repubblica" sin que el padre Lombardi, ni Burke, ni otros tuvieran nada que hacer.
Otra marca reclutada por el Vaticano es el Promontory Financial Group, con sede central en Washington. Desde el mes de mayo, una docena de sus operadores se han instalado en los locales del IOR y pasan al cedazo, una por una, las cuentas del instituto en busca de operaciones ilegales. Actúan del mismo modo con las cuentas del APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.
No solo. Directivos de renombre de Promontory ya forman parte de manera estable del vértice del IOR. Estaba en Promontory Rodolfo Marranci, el nuevo director general del "banco" vaticano. Y se han convertido en consultores senior del IOR Elizabeth McCaul y Raffaele Cosimo, jefes respectivamente de las sedes de Nueva York y para Europa de Promontory. Del otro lado del Atlántico viene también Antonio Montaresi, llamado para dirigir la oficina de riesgos, una función que antes no existía en el IOR.
Un análoga multiplicación de las funciones y del personal atañe en el Vaticano a la Autoridad de Información Financiera, creada a finales del 2010 por Benedicto XVI, hoy dirigida por el suizo René Brülhart, costosa estrella internacional en esta materia, que próximamente duplicará su personal.
Para certificar los balances del IOR está Ernst & Young, a la cual el Vaticano le ha confiado recientemente la verificación y la modernización de las actividades económicas y de gestión del governatorato del pequeño Estado.
A otra premiada multinacional, KPMG, se le ha pedido que nivele a los estándares internacionales la contabilidad de todos los institutos y oficinas con sede en la Ciudad del Vaticano.
A pesar de la tan decantada transparencia nada se filtra sobre el coste que implica este recurso a operadores externos, coste que se presume ingente, en especial el que atañe al IOR.
Como si esto no fuera suficiente, el "banco" vaticano ha tenido que cubrir con 3,6 millones de euros una parte de la deuda de 28,3 millones de la jornada mundial de la juventud de Rio de Janeiro, deuda detectada por Ernst & Young.
Y con unos diez de millones de euros ha tenido que colmar mitad de la vorágine dejada en la diócesis de Terni por su ex obispo Vincenzo Paglia, actual presidente del pontificio consejo para la familia.
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Esta nota se publica en "L'Espresso" n. 3 del 2014, y está disponible en los kioscos a partir del 17 de enero, en la página de opinión titulada "Settimo cielo" confiada a Sandro Magister.
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