La parábola de las doncellas sensatas y necias nos abre a la espera del Señor. Su llegada está cerca y nosotros hemos de estar vigilantes. Nos situamos a, prácticamente, un par de domingos del inicio del Adviento. Y ya se sabe que el Adviento tiempo de espera y de esperanza. Esperamos la llegada del Señor Jesús y colmamos nuestra esperanza porque sabemos que con Él se abrirá un tiempo nuevo. Pero, además, todo queda claro. No oculta Jesús de Nazaret en la parábola las consecuencias de no ser diligentes, de no estar preparados. Ello nos puede acarrear quedarnos fuera para siempre.
Betania
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