Wednesday, November 15, 2017

Reflexionando sobre la lectura del día de hoy por Espacio Sagrado




La Presencia de Dios


Medito durante unos instantes en la presencia de Dios a mi alrededor y en mí.
Dios creador del universo, de la luna y las estrellas,
de la tierra, de cada molécula, átomo, de todo lo que es y existe:
Dios está en cada latido de mi corazón.
Dios está conmigo, ahora.



La Libertad


Un tronco de árbol, grueso y sin forma, nunca creerí­a que podri­a ser una estatua, admirada como un milagro de escultura, y no se dejaría trabajar por el cincel de la escultora, que visualiza, a traves de su arte, la forma que puede crear en él (San Ignacio).
Pido la gracia de dejarme formar por el amor de mi Creador.



La Conciencia


Me pregunto: "¿cómo está mi ser interior hoy día? ¿Está cansado, estresado, fuera de forma?" Si cualquiera de estos casos sucede, "¿cómo librarme de estas preocupaciones que me perturban?"



¿Qué es la revisión de consciencia?


Si es verdad que Dios actúa en cada detalle de nuestras vidas, ¿cómo comenzamos a reconocer su actuar, y nuestras reacciones?
Al final del día, especialmente antes de dormir, nuestra mente, sin un esfuerzo consciente de parte nuestra, tiende a recordar algunos de los eventos del día, en forma tan vívida, que si el día ha sido lleno de sucesos, podemos tener dificultades para dormir. Podemos encontrarnos repitiendo una discusión, o pensando cómo debíamos haber contestado bien una pregunta, y así sucesivamente.
La Revisión de Consciencia se basa en esta tendencia natural de la mente. Nos puede ayudar a ser más alertas a la Presencia de Dios y su accionar en nuestras vidas, y a preocuparnos más en darnos cuenta cuando estamos cooperando con la Gracias de Dios, y cuando la estamos rechazando. 



La Palabra de Dios

Lucas 17:11-19

De camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y al entrar en un pueblo, le salieron al encuentro diez leprosos. Se detuvieron a cierta distancia y gritaban: «Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros». Jesús les dijo: «Vayan y preséntense a los sacerdotes». Mientras caminaban, iban quedando sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, y se echó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole las gracias. Era un samaritano. Jesús entonces preguntó: «¿No han sido sanados los diez? ¿Dónde están los otros nueve? ¿Así que ninguno volvió a glorificar a Dios fuera de este extranjero?» Y Jesús le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».




Escuchando La Palabra


Lee este texto lentamente, varias veces, y percibe si alguna palabra, o frase, se destaca de las demás, y quédate con ella por el tiempo que quieras, antes de seguir leyendo.
Este ejercicio es como probar un dulce. No trates de analizar la frase, tal como no se debe mascar un dulce para que dure más, o que tampoco examinarías en qué consiste el dulce antes de probarlo.
A menudo una frase atraerá la atención de nuestro subconsciente, antes de nuestra mente consciente se dé cuenta de la razón de esa atracción. Por eso es bueno quedar meditando esa frase lo más posible, sin tratar de analizarla.
Pueden aparecer muchas distracciones en mi mente; pero algunos pensamientos, lejos de ser distracciones, pueden convertirse en la sustancia de mi oración. Es como si la frase de la Escritura fuera una linterna, que ilumina la corriente de mis pensamientos, memorias, reflexiones, sueños, esperanzas, ambiciones y temores, y mi oración llega a ser una mezcla de la Palabra y de mis pensamientos y sensaciones profundas.

Reflexiones sobre la lectura de hoy

  • Al retornar a Jesús, el samaritano escuchó que Jesús lo bendecía y lo animaba. Tomarse el tiempo de dar gracias y dirigirme a Dios me permite recibir una bendición más profunda al recibir la respuesta que él me da.
  • San Ignacio alaba muchísimo la gratitud; es una actitud que nos hace conscientes de cómo somos bendecidos y de quién nos bendice. Si puedo recibir favorablemente la gratitud de los otros, permito que Dios sea apreciado y reconocido por lo que hace.




Conversación


Sin olvidar que sigo en la Presencia de Dios, imagino a Jesús mismo, de pie o sentado a mi lado. Le digo todo lo que está en mi mente, y en mi corazón, tal como se le habla al mejor amigo.


Conclusión


Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espiritu Santo,
como era en el principio,
es ahora, y siempre será,
por los siglos de los siglos
Amen

De Espacio Sagrado



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